Museo de Yad Vashem

Israel / Museo de Yad Vashem

Yad Vashem

Museo Yad Vashem

El horror nazi conocido como Holocausto o Shoá dentro del pueblo judío, ha sido uno de los episodios más oscuros en la Historia de la Humanidad, la herida más dolorosa para la comunidad judía en su totalidad, y un acontecimiento decisivo para la creación del Estado de Israel. Es por esto que, si viajamos a Israel, se vuelve fundamental visitar “Yad Vashem”, el Ente para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto, la institución conmemoratoria de la Shoá más importante del mundo, una visita ineludible e inolvidable.

El objetivo de Yad Vashem es perpetuar no sólo la memoria de los mártires sino de los seis millones de judíos caídos por el exterminio nazi. Fue fundada en 1953, solo cinco años después de la creación del Estado, por decreto de la Knéset, y se encuentra ubicado en el suroeste de Jerusalem, en el Har HaZicarón, o “Monte del Recuerdo”.

La función principal de Yad Vashem es la de sostener la memoria de los caídos, a través de la enseñanza a las nuevas generaciones acerca del horror que sufrió el pueblo judío. Para ello, esta institución es el referente principal en la materia, gracias a su frondoso archivo bibliográfico e histórico, su escuela, y sus exposiciones permanentes y rotativas. La memoria se sostiene a través de la preservación de objetos, documentos, relatos sobre el horror, y el rescate permanente de los nombres de las víctimas del Holocausto.

Uno de los aspectos más difundidos de la obra que mantiene Yad Vashem a lo largo de su historia es el programa de reconocimiento  de “Justos entre las Naciones”, mención que reciben aquellos hombres no judíos que expusieron sus vidas al ayudar a salvar la vida de muchas víctimas judías del accionar nazi. Esta mención se concibió bajo el lema bíblico “Quien salva una vida, salva a toda la Humanidad”. Más de veinte mil personas de más de cuarenta países distintos han recibido ya esta distinción, y la memoria de estos hombres permanece en el “Muro de Honor del Jardín de los Justos”, en Jerusalem. A través de este reconocimiento, Yad Vashem destaca el accionar no solo de hombres, sino también de grupos  y naciones que se opusieron a la barbarie nazi, y muchos nombres han cobrado notoria relevancia mundial, como el célebre caso de Oskar Schindler, y de otros cuyos nombres han sido utilizados para denominar otras instituciones para la preservación de la memoria de la Shoá en el mundo, como el caso de Raoul Wallenberg.

Yad Vashem se divide en distintos sectores, y todos ellos constituyen el más importante Museo del Holocausto que existe en el mundo. Por un lado se encuentra la “Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto”. Dicho sector abrió sus puertas en 1993. La Escuela se dedica dictar cursos anuales (cuenta con más de cien mil estudiantes, cincuenta mil soldados, y miles de educadores entre quienes asisten a sus cursos), organiza programas educativos para la difusión de la memoria, y a su vez produce material pedagógico para instituciones educativas nacionales y extranjeras. Dicho sector entiende que la enseñanza de la Shoá comprende diferentes visiones y diferentes disciplinas, por lo que aborda el tema desde los aspectos sociales, políticos, psicológicos y filosóficos. De la labor de la Escuela se destacan las conferencias y las publicaciones que difunde. Por otro lado se encuentran los sectores especialmente dedicados a la recopilación de documentación, el archivo y la biblioteca de Yad Vashem, con su invaluable preservación del material bibliográfico, y su espacio para la información y la investigación sobre la Shoá, barbarie que comprende diversos abordajes e investigaciones de distinto tipo.

Sin embargo, el espacio ineludible a la hora visitar Yad Vashem es el que este le otorga al Museo propiamente dicho, íntimamente vinculado y arquitectónicamente dispuesto en función de los espacios que Yad Vashem dedica a la memoria de las víctimas de la Shoá. Allí podemos encontrar la “Cripta del Recuerdo” (Ohel Yizcor), una construcción que guarda en su interior una llama eterna  en memoria de los caídos, y frente a ella, una bóveda con cenizas de las víctimas. Allí mismo podemos apreciar los nombres de todos los campos de exterminio escritos en el suelo. Uno de los espacios más conmovedores e impactantes es el que se conoce como Yad Layeled, el memorial construido para preservar la memoria de los niños que fueron víctimas de la Shoá. Una sala oscura es la entrada del lugar, y allí se oyen los nombres de los niños, mientras podemos apreciar una enorme cantidad de luces encendidas en su memoria.
También se encuentra la Avenida de los Justos entre las Naciones, con los árboles plantados en homenaje a cada uno de ellos, cada uno de los árboles con la correspondiente placa en memoria de cada uno de los hombres que han salvado la vida de judíos durante la barbarie, y el “Valle de las Comunidades”, un espacio para recordar las comunidades judías europeas que han desaparecido bajo el calvario nazi. En cada una de las piedras que conforma este espacio se puede leer cada uno de los pueblos que fueron destruidos por completo. El instituto ha publicado numerosos volúmenes de la Enciclopedia de las Comunidades (Pinkasei Hakehilot), un compendio histórico-geográfico de cada comunidad judía que fuera destruida por el nazismo.

El espacio central de la memoria es el “Santuario de Nombres”, donde se guarda el mayor banco de datos que existe sobre las víctimas de la Shoá, este banco de datos posee su memorial. Una vez que entramos a este memorial podemos observar arriba nuestro un enorme cono donde pueden apreciarse una gran cantidad fotos de las víctimas. Y uno de los espacios más destacados de Yad Vashem es el Museo Histórico, que narra la historia del Holocausto por medio de fotografías, objetos, documentos y recursos audiovisuales. Esta historia se relata de manera cronológica, desde el avance de la política nazi en contra del pueblo judío y la persecución de los ciudadanos hasta la instalación de guetos y la llamada “solución final”. Allí se cuenta también la historia de la resistencia judía, y el heroísmo de los partisanos judíos. Luego podemos encontrarnos con el Museo de Obras de Arte, que reúne obras de artistas judíos de aquella época, el Patio de Eventos, donde se organizan los actos anuales, y otros espacios destacados, como la Plaza Gueto de Varsovia, la Plaza Yanush Kortchak, otros memoriales, como el de las víctimas de los campos de exterminio, y áreas más recientes, como el Centro de las Generaciones del Holocausto.

Sin duda, Yad Vashem es el espacio que mejor rescata la memoria del horror, para que episodios como este no vuelvan a ocurrir en la Historia de la Humanidad. Un lugar conmovedor, una visita obligatoria que indefectiblemente queda grabada en la memoria de todos los que se acercan a conocerlo.

 
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