El tiempo se impone de muchas maneras en la vida, en principio por la finitud que depara la naturaleza y la condición humana.
Sólo en la ilusión de eternidad demoramos concretar anhelos en la vida, aunque no se tiene todo el tiempo disponible para cumplir aquello que provoca interés, llámese pareja, trabajo, estudio y un sinfín de necesidades creadas en y por la cultura.
Innumerables son los aspectos que competen a un sujeto a demorar y demorar-se en aquello que lo involucra, por eso, tomaré sólo uno de los tantos y que tanto moviliza, conmueve y cuestiona la vida amorosa, me refiero a esa unión tierna y erótica que no siempre es posible reunir en un objeto, por que no hay en estos dos conceptos una relación univoca.
UNA de las maneras, insisto, UNA de las maneras de plantear el encuentro sexual, puede ser por el inicio a partir de pequeños valiosos momentos que brinda la amistad, la alegría de compartir situaciones placenteras que reúnen miradas, manos que se acarician, palabras que se escuchan, sueños compartidos.
Seguramente están presentes muchas horas antes, días, meses, etc. del acto mismo.
Propiciar esta posibilidad es la antitesis a demorar e indagar en aquello que se interpone y eso es responsabilidad de cada quien, asumirla lleva a dudar y construir una pregunta, que conduzca a la consulta, instancia probable para que concluya lo que tanto se demora en relación a la vida amorosa.
Pensar la demora me lleva a tomar otro concepto que también trae dificultades y es “LO APRESURADO”
En ese fino limite entro lo demorado y apresurado pueden encontrarse situaciones que merecen “su tiempo” para tramitar cuestiones de la vida resistentes a modificar.
Suele lo apresurado estar conducido por la impulsividad, aquello que como lo callado en el cofre también de alguna manera está relacionado con lo no hablado, elaborado, pensado, sino mas bien es un acto repentino que no está lejos de la agresividad, no sólo para uno mismo sino también para el otro, para el semejante.
Se suele endilgarles el mote de “apresurados” a los adolescentes, seguramente los tiempos en ese momento en la vida adquieren un carácter particular.
No solo a ellos, cualquier sujeto demasiado “sujetado” a sus conflictos se encuentra con sus tiempos distorsionados.
Ni callando ni procediendo a puro impulso se aliviará de lo que lo aqueja
ES TIEMPO DE CONSULTAR
Lic. Silvia Maltz
silmaltz@gmail.com
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