En una rueda de prensa en Ramala, en la que expuso el contenido de sus reuniones en Bruselas con el grupo de donantes de la Autoridad Palestina (AP), Fayyad se mostró confiado en el respaldo internacional porque, dijo, "estamos preparados".
"Hemos presentado en Bruselas los hechos que prueban que las instituciones palestinas están preparadas para un estado con las fronteras de 1967", declaró.
En un repaso de la situación institucional y de los organismos sobre los que deberá apoyarse ese estado, destacó que "el buró de estadísticas provee información creíble sobre todos los aspectos de la vida palestina".
La falta de transparencia y la corrupción en Cisjordania y Gaza eran hasta hace unos años una parte significativa de las críticas que la comunidad internacional elevaba a los palestinos, y contra las que Fayyad y el presidente, Mahmud Abás, llevan luchando desde la muerte de Yaser Arafat, en noviembre de 2004.
La AP tienen la intención de pedir el próximo septiembre el reconocimiento por la ONU de un estado independiente en las fronteras de 1967, una solicitud que avalarán con la preparación de sus instituciones de gobierno y en el que tratarán de justificar en el estancamiento del proceso de paz.
Palestinos e israelíes suspendieron las negociaciones de paz en septiembre de 2010, a las tres semanas de comenzar, porque los palestinos se negaron a retornar a las negociaciones luego que finalizara una la moratoria israelí a la construcción que diez meses antes había declarado en los asentamientos judíos de Judea y Samaria (nombres bíblicos de Cisjordania).
Los negociadores palestinos se presentaron a negociar, tras fuertes presiones de Estados Unidos, recién dos semanas antes de que terminara la moratoria de diez meses. Sin embargo, culpan del estancamiento de las conversaciones al Estado judío.
Tras haber hecho estancar deliberadamente las negociaciones, los palestinos pasaron a la segunda etapa de su estrategia diplomática tratando de recabar el apoyo internacional a una declaración unilateral (no negociada con Israel) que no cuenta con el apoyo de las principales potencias occidentales.
Ayer, en Bruselas, la
UE y el Cuarteto para Oriente Medio pidieron que los avances institucionales palestinos tengan una respuesta de Israel dirigida a la reanudación de las negociaciones de paz, porque las instituciones de la AP "se comparan favorablemente con las de otros estados ya establecidos".
Hace falta "un impulso en el plano político" ya que "este esfuerzo no puede desperdiciarse", recalcó la alta representante de la UE, Catherine Ashton, al término de la reunión, en la que dio su apoyo a las reivindicaciones palestinas.
Para el primer ministro palestino, la confianza emitida por el comité al concluir el encuentro de Bruselas es un "certificado de nacimiento al estado palestino".
Fayad confirmó también que ha presentado a los países donantes una petición de 5.000 millones de dólares para impulsar "el comienzo del estado palestino", un dinero que sería empleado en el desarrollo de infraestructuras, educación y otros aspectos sociales.
En clave interna habló de la necesidad de "reconciliación" entre los palestinos como fórmula para el desarrollo y poder obtener el apoyo de la comunidad internacional a sus aspiraciones políticas.
Desde 2007 los palestinos están gobernados en Gaza por el movimiento fundamentalista islámico Hamás y, en Cisjordania, por Abás y Fayad, del movimiento nacionalista Al Fatah.
La iniciativa de sortear el estancamiento del proceso de paz con Israel mediante una resolución de la ONU, ha encontrado la tajante oposición del primer ministro, Biniamín Netanyahu, quien destaca que tal decisión unilateral se sale de los marcos establecidos para las negociaciones de paz.
Netanyahu estudia varias alternativas para tratar de evitar una resolución en la ONU, entre ellas la de un repliegue de fuerzas de algunas zonas de Cisjordania para transferir mayor responsabilidad a la AP y, a cambio, obtener el apoyo de EEUU y la UE a sus posturas.
También estudia una nueva una conferencia internacional para relanzar las negociaciones de paz -que no parece tener demasiado respaldo por los fracasos del pasado- o, simplemente, apelar a la buena voluntad de las democracias occidentales.
"Quizás los palestinos tengan la mayoría en la ONU, pero lo que importa no es la cantidad sino la calidad (de estos países)", dijo recientemente el jefe del Ejecutivo israelí en un encuentro con embajadores de la UE.