Las partículas provienen de residuos radioactivos que se filtraron del reactor nuclear de Fukushima tras el devastador terremoto y tsunami que asoló Japón hace dos semanas, señaló la Comisión.
Restos de yodo 131 fueron detectados en el aire, midiendo aproximadamente 0.0005 Bq por metro cúbico. Bq es el símbolo de Becquerel, la unidad empleada para evaluar la radioactividad o
la frecuencia promedio.
La comisión subrayó que la concentración de radioactividad medida en Israel, Europa y Estados Unidos a partir de la catástrofe es muy baja y no representa ningún riesgo ni para la salud ni para el medio ambiente, inclusive si persiste durante un largo período.
Cuando ocurrió el accidente de Chernóbil, en 1986, la concentración radioactiva de partículas en las inmediaciones era de 100 mil Bq por metro cúbico. Los restos que fueron detectados en Israel poseen niveles de radiación extremadamente bajo, y fueron calificados por la comisión como "totalmente insignificantes".