El centro de Jerusalén, como el de las grandes ciudades del país, es por estas fechas un ir y venir de gentes con pelucas, coronas, diademas con bolas y pequeños disfrazados de tortugas ninja, insectos, abejas, princesas, spidermans o ratones.
En esta colorida festividad grandes y pequeños tienen la oportunidad de dejarse llevar por el alborozo, la música y el alcohol en un carnaval que los judíos conmemoran como una "victoria sobre el antisemitismo".
En el plano espiritual, la celebración viene acompañada por una jornada de ayuno (celebrada el pasado jueves), lecturas del Libro de Esther en sinagogas y hogares, así como oraciones específicas y bendiciones especiales para las comidas.
"La fiesta de Purim relata cómo Esther salvó al pueblo judío. La gente canta y baila, es una fiesta muy alegre", describe Amanda Meital, una joven estadounidense-israelí, que luce como Blancanieves y pasea junto a sus amigas, también disfrazadas, por la céntrica calle Ben Yehuda de Jerusalén.
El origen de Purim se encuentra en el Libro de Eshter, donde se cuenta cómo Hamán, gran visir del Imperio Persa, pidió al rey Asuero que matase a todos los judíos de su reino.
La historia del complot gestado por Hamán, que no toleraba que Mordejai, padre adoptivo de Esther, no se arrodillara ante él, es recogida en la narración bíblica.
El Libro de Esther describe cómo esta mujer de origen judío y convertida en reina de Persia, ayudó a impedir la eliminación en masa de su pueblo después de que el visir lograra convencer al monarca persa de que emitiera un decreto que ordenaba el exterminio de los judíos en su territorio.
La reina, descrita en estos pasajes como una mujer muy bella, consiguió interceder ante Asuero y, como resultado
el rey autorizó a los judíos a que se defendieran, lo que permitió que el día fijado para la ejecución, el 13 del mes hebreo de Adar, lograran derrotar a sus enemigos.
El 14 del mes de Adar, los judíos del Imperio Persa celebraron su victoria y denominaron la jornada como "Purim", fecha que cada año se recuerda entre festejos y un gran despliegue de alegría.
El uso de disfraces para esta celebración se impuso mucho más tarde, en la Edad Media, posiblemente por la influencia del Carnaval cristiano u otras creencias paganas.
Las bebidas alcohólicas desempeñan un papel importante en Purim, pues la tradición anima a beber hasta que no se distinga al "bendito Mordejai", el héroe judío de la leyenda, del maldito "Hamán".
"La gente bebe un poco para no reconocer la diferencia entre Hamán y Mordejai, pero sólo para estar felices, no tanto como para volverse realmente locos", describe risueña Meital.
La celebración comenzó a celebrarse en gran parte del país la pasada noche, aunque en Jerusalén, por tratarse de una ciudad amurallada, se conmemora a partir de esta tarde y durante toda la jornada de mañana.
Entre los más observantes, la casa y la mesa han de estar especialmente arregladas y es costumbre vestir de gala como si se tratarse del día sagrado de descanso para los judíos, el "shabat".
También se suele practicar la caridad con los pobres y los niños reciben regalos, pagas especiales de Purim (que significa literalmente echar a suerte o sorteo) además de cestas con golosinas y regalos.
La ocasión también se aprovecha para enviar comida y dulces a los amigos y familiares.
Las pastelerías exponen además unos dulces con forma de triángulo y rellenos de semillas de amapola, dátiles, chocolate o pasta de sésamo denominados "oznei Hamán" u "orejas de Hamán", en honor del villano del relato bíblico.
Las autoridades israelíes han cerrado los accesos al territorio palestino de Cisjordania y Gaza desde el pasado viernes hasta la medianoche de mañana, lunes, para prevenir un atentado terrorista.
