27-01-2011 Crece la rebelión popular en Egipto: hay un millar de arrestos Clarín
Por segundo día, miles de personas chocaron con la policía en la capital y otras ciudades. Ayer hubo dos muertos, que suman ya seis. Reclaman más trabajo y democracia. Se inspiran en la reciente revuelta que tumbó al régimen tunecino.
|
Inspirados por la reciente rebelión popular de su vecino Túnez, miles de egipcios desafiaron ayer la prohibición del Gobierno y volvieron a ganar las calles para reclamar por segundo día la renuncia del presidente Hosni Mubarak, un estrecho aliado de Estados Unidos que ya lleva 29 años aferrado al poder. Pero la policía intervino y los dispersó con palos y gases lacrimógenos tras arrestar a casi un millar de personas y dejar una alfombra de heridos .
Hubo dos muertos ayer –un manifestante y un policía– luego de una batalla campal que ensangrentó el centro histórico de esta milenaria ciudad.
A diferencia del primer día, la protesta – que ya lleva seis muertos desde que estalló el martes – se desplegó esta vez en importantes ciudades del interior, como Alejandría y el estratégico puerto de Suez, donde los manifestantes lanzaron bombas molotov contra un edificio oficial y otro del partido de Mubarak, lo que provocó un incendio. Ayer, por primera vez fueron arrestados 27 periodistas , dos de ellos de medios internacionales.
Como en el caso de Túnez, cuyo presidente Ben Ali fue depuesto por una rebelión popular el 14 de enero último, todas estas marchas reclaman por el ingente desempleo, una mayor libertad y el fin de un régimen considerado corrupto que ahoga cualquier oposición política. Para colmo, Mubarak –que ya tiene 82 años y sufre problemas de salud – busca perpetuarse en la figura de su hijo Gamal, presentado como candidato en los comicios previstos para noviembre. La oposición pública es intensa y, según cables diplomáticos de EE.UU. filtrados a la prensa, Mubarak no tiene el apoyo de las poderosas fuerzas armadas.
Pero Egipto no es Túnez. Es mucho más grande e importante en términos estratégicos: tiene 80 millones de habitantes –siete veces más que su vecino– y juega en una liga diferente como un líder natural del mundo árabe y su más poblada nación. Sin embargo, pese a esas diferencias, las penurias en las calles son las mismas.
Las manifestaciones –rotuladas por el pueblo como “ El día de la cólera ”– son la demostración más reciente del malestar en el país de los faraones, que se ha vuelto más profundo desde hace dos años. En mayo de 2008, hubo dos días de protestas aplastadas por la policía en el pueblo de Mahalla al–Kubra luego de que los servicios de seguridad previnieran a trabajadores textiles contra la instalación de una industria independiente del control estatal. Sobre el hecho se montaron protestas por el alza del pan y otros elementos de primera necesidad. Mubarak ofreció un aumento salarial del 30% y agregó 15 millones de nombres a la lista de personas elegibles para recibir comida subsidiada. Pero la ayuda no fue suficiente.
El 40% de los egipcios viven bajo la línea de pobreza sobreviviendo con dos dólares al día y en algunas zonas el desempleo llega al 40% .
Como ocurrió en Túnez, también aquí los participantes de las marchas pertenecen en general a las clases medias , logran convocarse y burlar la vigilancia oficial a través de las redes de Internet y reivindican la vigencia de valores políticos occidentales –democracia, libertad, solidaridad social– sin apelar a consignas islamistas o religiosas . Muchos de los manifestantes son jóvenes cesantes, cuyos certificados de estudios superiores les sirven de poco salvo que tengan contactos o paguen sobornos, y desean forzar para Mubarak una salida similar que la de Ben Ali.
Pero las similitudes, sin embargo, acaban allí. Egipto no es Túnez no sólo porque es más grande. Si hipotéticamente Mubarak cayera, los efectos serían incalculables para el equilibrio regional: Israel quedaría en mayor soledad, la posición de EE.UU. sería afectada y se haría trizas un tapón contra el integrismo fundamentalista . Un dato muestra la importancia de El Cairo: su élite recibe de Washington US$ 2000 millones al año como asistencia militar, el segundo paquete después del israelí.
Pero el colapso eventual de Mubarak también preocupa a sus adversarios, como Irán. Inicialmente, favorecería la expansión de Teherán. Pero Mahmud Ahmadinejad aún tiene fresca en la retina la revuelta popular contra su reelección, hace dos años. Su régimen integra el grupo de gobiernos regionales cuya legitimidad es cuestionada por su propia gente. Para el iraní, ver su destino en el espejo que brilla desde Túnez sería como vivir la peor pesadilla. Para volver a Ultimas Noticias Click Aquí
|