El descubrimiento de una mutación genética en la cebada silvestre que crece en el Desierto Judeo de Israel, en el curso de un estudio doctoral de la Universidad de Haifa, ha llevado a que un estudio internacional descifre la evolución de la vida en la tierra. Éste ha sido publicado en el prestigioso periódico PNAS. “La vida en la Tierra comenzó en el agua, y para que las plantas pudieran vivir en el suelo tuvieron que desarrollar una membrana de cutícula que las pudo proteger de la evaporación no contralada y la deshidratación. En nuestro estudio hemos descubierto un gen completamente nuevo que junto con otros contribuye al a formación de esta cutícula”, dijo el profesor Eviatar (Eibi) Nevo del Instituto de Evolución de la Universidad de Haifa, que participó del estudio.
En el curso de la investigación doctoral llevada a cabo por Guoxiong Chen, que comenzó en la Universidad de Haifa en el 2000 bajo la supervisión del profesor Nevo, el estudiante de doctorado chino encontró una mutación de cebada silvestre en el Desierto Judeo que era significativamente más pequeña que la cebada silvestre regular. Se encontró que esta mutación causa un incremento anormal en la pérdida de agua debido a la disrupción de la producción de la cutina de la planta, que es secretada de las células epidérmicas y es un componente en la cutícula de la planta que reduce la pérdida de agua y evita su deshidratación.
Guoxiong Chen ha vuelto a China desde entonces y alcanzado su profesorado completo mientras continúa su estudio de la cebada silvestre del Desierto Judeo por el cual se anotó en un equipo internacional de intelectuales de China, Japón, Suecia e Israel. Luego de ocho años de investigación, este equipo descubrió un nuevo gen que contribuye a la producción de cutina, que se encuentra en todas las plantas terrestres pero que no existe o se presenta en cantidades mínimas en las acuáticas. Chen llamó a su nuevo gen Eibil, en honor a su supervisor, el profesor Nevo.
“Este es uno de los genes que contribuyó a la actual eventualidad de la vida en la tierra como la conocemos hoy en día. Es un elemento clave en el proceso de adaptación por el que pasaron las plantas acuáticas para vivir en el suelo”, explicó el profesor Nevo.
Además de la importancia evolutiva de este nuevo gen, también es de valor en el futuro acrecentamiento de cereales. Según el profesor Nevo, una vez que se pueda entender por completo el mecanismo detrás de la producción de cutina y descubrir las variantes genéticas del gen Eibil, se tendrá la habilidad de aumentar la formación de cutícula de especies de trigo y cebada más resistentes a la pérdida de agua y más durables en condiciones secas en la tierra.
“El aumento genético de plantas cultivadas para hacerlas durables en condiciones secas y salinas puede aumentar la producción de alimento en todo el mundo”, concluyó el investigador.
Fuente: Itón Gadol