En el libro, del que el Vaticano adelantó algunos capítulos, el pontífice señala que, cuando en el Evangelio de Mateo se habla de que "todo el pueblo" pidió la crucifixión de Cristo, "no se expresa un hecho histórico".
"¿Cómo habría podido todo el pueblo (judío) estar presente en ese momento para pedir la muerte de Jesús?", se pregunta el papa, quien reconoce que esa errónea interpretación ha tenido "fatales" consecuencias, en referencia a las continuas acusaciones de deicidio a los judíos durante siglos, que propició su persecución.
Benedicto XVI agrega que la "realidad" histórica aparece más correcta en los evangelios de Juan y Marcos.
"Según Juan, fueron simplemente los judíos, pero esa expresión no indica para nada que se tratase del pueblo de Israel como tal y menos que tuviera un carácter racista. Juan era israelita, como Jesús y todos los suyos. En Juan esa expresión tiene un significado preciso y rigurosamente limitado, se refiere a la aristocracia del templo (de Jerusalén)", escribe el papa Ratzinger.
Añade que Marcos amplia el cerco de los acusadores a los "ochlos", la masa que apoyaba a Barrabás y que se había movilizado para lograr que fuera amnistiado con motivo de la inminente pascua.
"El verdadero grupo de los acusadores son los círculos contemporáneos del templo y la masa que apoyaba a Barrabás", precisa, de manera categórica.
Sobre la frase de Mateo "Y todo el pueblo respondió: Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos" (Jesús ante Pilato y frente a Barrabás), Benedicto XVI señala que el cristiano recordará que la sangre de Jesús "habla otro idioma diferente al de Abel".
"No pide venganza, ni castigo, sino reconciliación. No es derramada contra algunos, sino que se vierte para todos. No es maldición, sino redención y salvación", subraya el obispo de Roma.
El Concilio Vaticano II (1962-1965), que lanzó a la Iglesia
hacia el siglo XXI, promulgó la declaración "Nostra Aetate", con la que los católicos retiraron las acusaciones de deicidio contra los judíos.
En el texto, el papa señala que Jesús no fue un "revolucionario político" y que su mensaje y su comportamiento no constituyeron un peligro para el dominio romano.
Benedicto XVI indica que sobre la fecha de la Última Cena los evangelios sinópticos (Marcos, Lucas y Mateo) están equivocados y lleva razón Juan, ya que en el momento del proceso a Jesús las autoridades no habían celebrado la pascua y debían mantenerse puras.
Afirma que la Última Cena no fue una cena pascual según el ritual judío y que Cristo fue crucificado no el día de la fiesta judía, sino en la vigilia.
Sobre la figura de Judas, Benedicto XVI escribe que Satanás entró en él y no logró liberarse y explica que, además de la traición, su segunda tragedia fue no lograr creer en el perdón.
"Su arrepentimiento se vuelve desesperación. Sólo se ve a sí mismo y sus tinieblas, no ve más la luz de Jesús. Su arrepentimiento es destructivo, no verdadero", afirma el papa.
En el libro también se refiere al Reino de Dios y asegura que sólo la verdad puede llevar a la liberación del ser humano y que las grandes dictaduras únicamente viven gracias a la mentira ideológica.
La segunda parte del libro "Jesús de Nazaret" será presentada el próximo 10 de marzo en el Vaticano y está dedicada a la pasión, muerte y resurrección de Cristo, los momentos más decisivos en la vida de Jesús.
El volumen está editado por la Libreria Editora Vaticana (LEV), que tiene todos los derechos de autor de Benedicto XVI, y saldrá a la venta en siete idiomas, entre ellos español y portugués.
Según el portavoz vaticano, Federico Lombardi, el papa está escribiendo ya la tercera parte del libro, dedicada a la infancia de Jesús y al comienzo de su predicación.
La primera parte de "Jesús de Nazaret", de 448 páginas, fue publicada en 2007 y en ella el Pontífice mostró a un Jesús "real, el histórico", y afirmó que Cristo es una figura "históricamente sensata y convincente".