Durante el evento se inauguró un monumento cerca de una curva en la ruta donde un micro que llevaba cadetes del Servicio de Prisiones de Israel se prendió fuego.
El incendio en la región de Carmel fue el más fatal de la historia israelí y se cobró las vidas de 37 cadetes, dos bomberos, un voluntario, un civil y tres oficiales de policía.
Los nombres de las víctimas fueron inscriptos en una pared de cemento erigida cerca del monumento.
Danny Rosen, compañero de vida de Ahuva Tomer, un comandante de la Policía de Haifa, fue a la ceremonia, pero algunos familiares de los cadetes fallecidos rechazaron el evento porque, según ellos, nadie se hizo responsable del incendio.
Unos días atrás, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que participaría del evento luego de un pedido de las familias de las víctimas. El ministro del interior, Eli Yishai, también dijo que estaría presente a pesar del temor de que las familias de las víctimas dirijan su enojo a él, como ocurrió durante la ceremonia estatal en honor a los fallecidos un mes después del desastre.