Los militares que gobiernan Egipto y los revolucionarios que exigen su renuncia inmediata se enfrentaron el domingo en las calles por tercer día seguido, y compitieron encarnizadamente por el respaldo de un público cansado de la agitación desde la caída de Hosni Mubarak hace 10 meses. Los generales parecen estar ganando la disputa, a pesar de reprimir en los alrededores de la plaza Tahrir de El Cairo, valiéndose de una rudeza que rivalizó, incluso, con la de la odiada fuerza policial del antiguo gobernante.
Antes del amanecer del lunes, las fuerzas de seguridad orquestaron una embestida y desalojaron a cientos de manifestantes del lugar, de acuerdo con videos colocados en Internet. Horas antes, un hombre murió bajo custodia, dijo un abogado.
Los manifestantes han intentado inflamar la ira de los egipcios hacia los gobernantes al difundir videos y fotografías de policías militares que golpean salvajemente a hombres y mujeres jóvenes con palos y porras hasta derribarlos, así como la resonante escena de una mujer que portaba un velo en la cabeza y a quien los soldados dejaron medio desnuda tras pisotearla en el pecho.
Pero hasta ahora sus esfuerzos por granjearse la simpatía del público no parecen estar ganando terreno, mientras los militares promueven una campaña para mostrar a las multitudes en las calles como gamberros y vándalos, no a los revolucionarios idealistas que tuvieron éxito en derrocar a Mubarak. Al menos 10 manifestantes han perdido la vida y otros 441 han resultado heridos en los tres días de violencia, de acuerdo con el Ministerio de Salud.
"Los militares han fallado en todo, salvo en su sorprendente éxito de hacer que la gente odie la revolución, su historia y a sus revolucionarios", escribió el destacado columnista Ibrahim Eissa en un editorial para el periódico independiente Al-Tahrir, partidario de la revolución.
Encabezados por un general que se desempeñó 20 años como ministro de Defensa de Mubarak, los militares han buscado constantemente desacreditar a los revolucionarios, acusándolos de recibir fondos extranjeros ilegalmente y de formar parte de una conspiración concebida en el extranjero para desestabilizar a Egipto.
Mientras tanto, los generales han buscado mostrarse como elementos cruciales en la revuelta de 18 días que acabó con el gobierno de 29 años de Mubarak, actos que, según ellos, les dan el derecho de gobernar.
En un comunicado difundido en su página de Facebook, la junta militar gobernante denunció el domingo que los enfrentamientos forman parte de una "conspiración" contra el país. Y dijo que sus fuerzas son acreedores al derecho de defender la "propiedad del gran pueblo de Egipto".
En un intento por mostrar a los inconformes como gamberros -y aparentemente para contrarrestar las imágenes ampliamente difundidas de manifestantes, siendo golpeados o arrastrados- también colocaron en la página tomas de hombres jóvenes que arrojaban piedras a una ventana del sótano del edificio del Parlamento y de, al menos, un hombre que intentaba incendiar el lugar.
La campaña de los generales juega con la frustración de los egipcios por la continua inestabilidad y problemas económicos desde la caída de Mubarak. Muchos están ahora más enfocados en las elecciones parlamentarias que comenzaron el mes pasado y continúan hasta marzo.
Hasta ahora, los partidos islamistas han dominado los comicios en forma abrumadora, mientras que los liberales y los partidos seculares van bastante rezagados.