Policías antimotines arremetieron ayer en el centro de El Cairo con gas lacrimógeno y balas de goma en duros choques por segundo día consecutivo con miles de manifestantes que demandan que la junta militar gobernante anuncie una fecha para la entrega del poder a un gobierno civil electo. Los enfrentamientos dejaron al menos nueve muertos, que se suman a los otros dos fallecidos y más de 750 heridos el sábado en incidentes similares en varias ciudades.
La policía chocó ayer con unos 5.000 manifestantes en la céntrica plaza Tahrir y sus alrededores, cuna del la sublevación popular que llevó a la caída del presidente Hosni Mubarak en febrero.
Según fuentes de los hospitales, desde el sábado hubo al menos 11 muertos. Cuatro personas murieron ayer en la plaza, por impactos de balas reales , dijo una fuente a la agencia AFP. Los demás, asfixiados por los gases.
Los manifestantes se enfrentaban con piedras y cócteles molotov a la policía. Los choques aumentan la tensión cuando falta una semana para las primeras elecciones parlamentarias en Egipto tras la salida de Mubarak.
La violencia es reflejo de la furia creciente de la gente por el lento avance de las reformas prometidas, la crisis económica y los aparentes intentos de los generales de retener el poder sobre un futuro gobierno civil. El viernes, los manifestantes instalaron carpas en la plaza tras una gran manifestación contra las bases de una nueva Constitución elaboradas por el gobierno de transición, que prevé garantizar el poder de los militares.
"Tenemos una sola demanda: el mariscal debe renunciar y ser reemplazado por un consejo civil", declaró el manifestante Ahmed Hani, aludiendo al mariscal Hussein Tantawi, que encabeza el Consejo supremo de las fuerzas armadas (CSFA), y fue ministro de Defensa de Mubarak.
Centenares de manifestantes alrededor gritaban: "¡Libertad! ¡Libertad!". Otros bramaban: "El pueblo quiere la caída del sistema". Con esos mismos lemas los egipcios derrocaron en febrero a Mubarak, luego de 30 años de gobierno, y piden ahora la marcha de los militares que dirigen el país .
Rocas, trozos de vidrio y basura cubrían el pavimento en Tahrir y las calles aledañas, y flotaba en el aire una capa de humo blanco dejada por el gas lacrimógeno.
Las cadenas de TV árabe mostraron cómo la policía había retomado el control del centro de la plaza, mientras los manifestantes se habían replegado hacia la cercana plaza de Abdelmenem Riad, junto al Museo Egipcio, y hacia la sede de la Liga Arabe. Los agentes antidisturbios quemaron las carpas que se habían instalado en el centro de la plaza Tahrir, lo que generó una intensa humareda negra.
Un funcionario del Ministerio del Interior que pidió el anonimato dijo que 55 manifestantes habían sido detenidos desde el sábado.
En la noche del sábado al domingo, los enfrentamiento habían dejado dos muertos, uno en El Cairo y el otro en Alejandría. Unas 750 personas resultaron heridas en la capital, según el ministerio de Salud. Los enfrentamientos se extendieron desde la capital a Alejandría, Asuán (sur) y a Suez, al sur, en la costa del Mar Rojo.
Esta nueva ola de violencia reactivó los temores de que las elecciones legislativas que deben comenzar el 28 de noviembre se postergaran. Pero el general Mohsen al-Fangari, miembro del CSFA, aseguró que se llevarían a cabo como está previsto y que las autoridades garantizan la seguridad.
Varias personalidades políticas e intelectuales, entre ellas el ex jefe de la Agencia internacional de la energía atómica (AIEA) Mohamed ElBaradei, publicaron un documento pidiendo un plazo suplementario para esas elecciones. Proponen que haya primero una asamblea constituyente, luego presidenciales y por último legislativas. Los militares decidieron que la elección presidencial será en una fecha no determinada, y sólo entregarán el poder una vez elegido un nuevo jefe del Estado.