Los manifestantes bloquearon la carretera con rocas, quemaron neumáticos y arrojaron piedras a la policía. Además incendiaron las instalaciones del consejo local, el centro comentario y un centro médico.
El portavoz de la policía Miki Rosenfeld señaló que las fuerzas de seguridad dispersaron a los jóvenes manifestantes de la población, situada al norte del Mar de Galilea (Kineret); pero la policía aún permanecía en alerta en la zona.
La policía teme que árabes israelíes intenten cometer vengar los ataques con nuevas agresiones, y que extremistas judíos traten de provocar mayor agitación y violencia de cara a las festividades, especialmente en las ciudades de población mixta árabe y judía.
Un grupo de desconocidos ingresó, la madrugad del lunes, en la mezquita de Tuba Zangaría, una localidad beduina de 5.500 personas, ubicada a dos kilómetros al este de Rosh Pina, y prendió fuego a las alfombras, el mobiliario y las paredes interiores; en tanto que muchos libros sagrados fueron abrazados por las llamas.
Sobre las paredes de la mezquita aparecieron pintadas en hebreo con lemas tales como "venganza" o "política de precio" (tag mejir, represalia), que hacen referencia a la táctica de algunos grupos extremistas de colonos de atacar a palestinos o a sus propiedades en Cisjordania en respuesta por ataques terroristas contra judíos o desmantelamientos forzosos de asentamientos ilegales por parte del Ejército de Defensa de Israel.
Actos de "represalias" (política de precio) han sido perpetrados, anteriormente, en mezquitas de Cisjordania; pero ataques a espacios de culto en el territorio propiamente israelí han sido extremadamente raros.
Los agresores pintaron también en las paredes de la mezquita la palabra "Palmer", presumiblemente en referencia a Asher Palmer y su pequeño hijo asesinados, el 23 de septiembre, por terroristas palestinos que arrojaron piedras contra su automóvil cerca de Kiriat Arba, provocando que el vehículo se estrellara.
Líderes israelíes condenaron el ataque vandálico contra la mezquita, advirtiendo que podría enardecer las delicadas relaciones entre los judíos y la minoría árabe de Israel.
Los ánimos se han atemperado tras la visita del presidente Shimón Peres, encabezando una delegación de líderes espirituales judíos, musulmanes, cristianos y drusos que recorrieron la aldea.