El centro de Jerusalén amaneció con montañas de basura acumuladas alrededor de los contenedores y con las oficinas de correos y otros servicios públicos cerrados por tercer día consecutivo.
Los representantes de Finanzas y de la Histradrut siguen hoy negociando un acuerdo, y deberán presentarse a primera hora de la tarde ante la presidenta del Tribunal Laboral Nacional, Nili Arad, para informarle sobre los progresos de las negociaciones y que esta decida si permite o no que continúe el paro.
Ayer, la magistrada decidió permitir que continuase la huelga a lo largo del viernes, pero solo después de ordenar un día antes que se suspendiese en los puertos marítimos y el aeropuerto internacional de Ben Gurión, que funcionan con normalidad.
La huelga por tiempo indeterminado, que empezó el miércoles a las 6 de la mañana, afecta a enfermeras de los hospitales públicos, personal universitario, de la bolsa, correos, oficinas de inmigración, bancos, servicios ferroviarios y el Instituto Nacional de Seguros.
También la secundan los trabajadores de museos, teatros y otros centros culturales.
El paro fue declarado por la Histadrut en protesta por la contratación por parte del Gobierno de miles de empleados a través de agencias de contratación externa que trabajan en la Administración desde hace años y llegan a cobrar hasta la mitad que un funcionario.
La ley establece que este tipo de contratos pueden durar únicamente nueve meses, pero una brecha legal en la subcontratación ha permitido prorrogarlos durante años.
En esa condición están unos 400.000 empleados, una buena parte de ellos en cargos públicos y para los que la Histadrut demanda un plan de regularización a medio plazo.
En noviembre pasado una huelga similar fue aplazada para permitir a las dos partes negociar, pero las conversaciones no llegaron a solucionar el conflicto.
