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“Me acuerdo de la pizza que comí en Argentina. Yo era vegano antes de ir a Buenos Aires. Fue el primer lugar en donde rompí mi veganismo, fue la mejor pizza que comí en mi vida. Tengo que agradecer a Argentina por eso, ustedes están haciendo algo bien”, comparte Matisyahu, del otro lado de la línea desde su casa en las afueras de Nueva York. Divorciado, y padre de tres hijos (Laivy, Shalom, y Menachem), el estadounidense de 36 años vuelve a presentarse en nuestro país, hoy a las 19 horas en Groove (Av. Santa Fe 4389)

Hace unos diez años, Matisyahu saltó a la fama por ser un judío ortodoxo que cantaba reagge y hip hop de manera profesional, con letras bastante espirituales y una tupida barba y sombrero. Su single King Without a Crown que llegó al top 40 en los Estados Unidos, tiene más de 20 millones de visitas en YouTube y muchos se sorprendieron cuando en 2011, el artista apareció con la cara despejada y sin el usual traje jasídico Lubavitch.

“Las principales cosas de mi vida son la música y la familia”, deja en claro Matisyahu (que va también a Colombia, Chile y Perú). “Cuando vuelvo a casa del tour, soy un padre, cuido a mis chicos”.

Vas a tocar cuando comienza el Shabat (viernes al anochecer), recuerdo que era algo que no solías hacer.

Era ortodoxo, así que no tocaba en Shabat. Pero ahora sí. No estoy necesariamente orgulloso de eso.

¿Cómo va a ser el show?

No trato de recrear mis canciones como en el disco, sino que la usamos para saltar y explorar la espiritualidad que genera ver un show en vivo. Queremos abrir el juego, improvisamos y creamos una genuina y única experiencia.

Tu último álbum de estudio, titulado “Akeda” (2014), está basado en el relato del sacrificio de Isaac (único hijo de Abraham) del Antiguo Testamento ¿Por qué lo elegiste?

Lo quiero dejar a la interpretación del público. Hay muchos significados. Para mí, es sobre dejar algo atrás. Este álbum es la foto de esta parte de mi vida, no necesariamente quiero hablar de una cosa. Cada álbum que hago es diferente, nunca suenan igual (NdR: editó cinco de estudio) la música es música, no se trata de géneros. “Esto es pop, este es reagge” cada persona tiene su propia definición. ¿Y quién sabe que es el reagge realmente? No se trata de ser una cosa u otra, es luz orgánica. Es mezclar cosas de distintos lugares.

Y tener una fe fuertísima.

Sí.

Algunos rabinos dicen que para encontrar el punto medio, es necesario ir primero a los extremos.

Es el caso en mi situación, pero no creo que sea verdad. No creo que nadie tenga que ir al extremo. Eso se relaciona con mi tema Hardway (2014). Hay un camino fácil para hacer la cosas, ya veces hay otro mas fácil. Y otras veces en el camino tenés que atravesar ciertas cosas, pero ese no es necesariamente la mejor forma de hacerlas.

Ahora estás distinto al Matisyahu al que conocimos hace unos años.

La cosa es que vine con una imagen muy fuerte. El “jassidic raegge guy”. Ahora vieron que no tengo barba. Lo expliqué muchas veces, la cosa es que puedo tratar de explicarlo, pero al final del día no le veo el punto al hablar de eso

Me refería a que cuando algunos piensan en vos, la imagen mental no coincide con como sos ahora. Sí, pero prefiero no hablar de eso. Hablé mucho ya de quien era, de quien soy ahora. Que es lo diferente, de la barba, la no barba, de mi espiritualidad y mi judaísmo. Ahora la cosa para mi, es que la gente espere algo distinto en mis shows. No es un show en el sentido normal en donde se tocan canciones. Estas experiencias son lo que hago con mi vida 200 días al año. La espiritualidad y el cambio, de eso se tratan mis canciones.

¿Quien es tu público?

Es un gran mezcla de todo tipo de gente. Hay chicos de 12 años, una audiencia judía que me conoce por ser religioso, algunos me conocen por mis hits, otros por un tema que hice para un videojuego de fútbol, y otros por la película de terror que hice. El principal público, que son los fans reales, son la gente que vive con mi música.



Fuente: http://www.clarin.com/extrashow/musica/Matisyahu_0_1508849114.html