En la manifestación hablaron varias mujeres que fueron víctimas de la violencia de los extremistas jaredim (literalmente "temerosos" de Dios). La jefa de la oposición Tzipi Livni, la líder del partido laborista Shelly Yacimovich, la ministra de Cultura y Deporte, Limor Livnat y el rabino Jaim Amsalem también hablaron ante la multitud.
Los manifestantes portaban pancartas con leyendas tales como "Liberar a Israel de la coerción religiosa", "Israel no se convertirá en Irán" y "la mayoría ya no es más silenciosa".
La protesta pública contra el fascismo religioso que exige excluir a las mujeres de los eventos públicos y demanda la segregación de los sexos en autobuses, veredas, e incluso en las colas de los supermercados se ha vuelto especialmente estridente cuando una niña de siete años Naama Margolis fue escupida en Beit Shemesh al dirigirse al colegio, por parte de un haredí que decía que ella no estaba vestida con "suficiente recato".
"Hay gente maravillosa que quiere vivir aquí. Algunos son religiosos y otros no. Ellos me dicen ´No renuncies a nosotros´. Nosotros no tenemos intención de perder la fe en ustedes ni renunciar al Estado de Israel", aseguró Livni.
Livni advirtió que "un cambio oscuro se está maquinando aquí, por aquellos que no piensan que las mujeres somos iguales"
La ministra Livnat añadió que "la exclusión de las mujeres es un crimen atroz. Debemos combatir con todo lo que tenemos"
"Beit Shemesh se ha convertido en el símbolo de una ciudad secular que se ha vuelto ultra ortodoxa. Los laicos deben poder vivir aquí… la situación actual es intolerable", subrayó la diputada Miri Reguev, del partido Likud.
"Este es un país judío pero no hay lugar para la coerción (religiosa). No podemos permitir la coerción religiosa o la segregación en las ciudades de población mixta. Cada uno debe poder hacer su propia elección", señaló.
Por su parte, el primer ministro, Biniamín Netanyahu, que envió un mensaje grabado porque se encontraba en el Certamen Internacional de la Biblia en Jerusalén, reiteró su aversión al fenómeno destacando que la exclusión de las mujeres va en contra de los principios centrales del judaísmo.
"La biblia habla de la justa forma en la que cada persona, y particularmente las mujeres deben ser tratadas. La exclusión de las mujeres va en contra de la tradición bíblica y los principios del judaísmo".