El diario romano "Il Mesaggero" publica hoy el artículo "la red salva la voz de la memoria" y bucea en las 322 vídeo-entrevistas en italiano realizadas por la Shoah Foundation Institute Steven Spielberg que ha recogido 52.000 testimonios en 32 lenguas y provenientes de 56 países.
El sitio en Internet para los testimonios en italiano es www.shoah.acs.beniculturali.it.
"Ahora finalmente será posible transmitir la memoria aunque no haya más testimonios", refiere el ex deportado de Auschwitz, Piero Terracina.
La galería de los testimonios es impresionantes, además de documentar con nombres, hechos y episodios de persecución de judíos italianos, ofrece un retrato inédito de la vida de la comunidad judía desde 1918 a después de la Segunda Guerra Mundial con recuerdos de las tradiciones populares, las ceremonias religiosas y los dialectos hebreos de la época", según la responsable del proyecto Michaela Procaccia.
Uno de los testimonios más importantes desde el punto de vista historiográfico, según el diario, es el de Shlomo Venezia que fue obligado a trabajar en la Sonderrkommando, la unidad compuesta de deportados y destinada a las operaciones de cremación de los cadáveres de personas asesinadas en las cámaras de gas.
Venezia es el único superviviente en Italia de ese comando, del que quedan una docena en el mundo.
En las historias de persecuciones en Roma a las que pertenecen 180 de los entrevistados, que supone un tercio del total, está la de Marina Anticoli Limentani, que cuenta cómo el 26 de septiembre de 1943 el nazi Herbert Kappler chantajeó a la comunidad judía, con salvarles la vida a cambio de 50 kilogramos de oro, refiere en una
entrevista recogida por "Il Messagero".
"Yo estaba en la sinagoga. Fue conmovedor, vino gente de toda Roma. Hasta una viejecita que vendía castañas se quitó los pendientes y los entregó", relata Anticoli.
Sobre la gran redada del gueto de Roma el 16 de octubre de 1943, Marina Anticoli recuerda cómo ella y su hermana fueron salvadas por un vecino "fascista ferviente", Ferdinando Natoni.
"Estábamos en la escalera, no sabíamos qué hacer. Dos manos nos agarraron y nos metieron dentro de una casa justo cuando los alemanes subían con los fusiles", narra.
A Rosetta Sermoneta Ajo y a sus padres les delató la portera, pero cuando iban detenidos desde su casa al camión de los nazis "un pequeña turba les rodeó y les hizo huir en un taxi que nos llevó al barrio romano de Testaccio. ¿Quien lo llamó?. No lo hemos sabido nunca. Pero fue nuestra salvación", asegura Sermoneta en su testimonio.
Los nueve meses de ocupación alemana en Roma, septiembre 1943 a junio de 1944, fueron terribles para los judíos.
Los fascistas pagaban 5.000 liras por cada judío capturado y por la capital pululaban espías y delatores, incluida la famosa traidora judía Celeste Di Porto.
Muchos judíos lograron salvarse sin embargo, por actitudes heroicas como la de la católica Giuliana Lestini que, como cuenta en la entrevista, escondió a muchos judíos en la nave de una iglesia de Parti, que tapió por dentro para impedir su identificación.
El rotativo romano cita también al Comité de Liberación Nacional, que procuró documentos falsos a los perseguidos; a las monjas de Convento de la Madre de los Siete Dolores, que albergaron 110 judíos hasta la liberación, y al profesor Giovanni Borromeo y fray Maurizio que escondieron tantos hebreos en el hospital católico de Fatebenefratelli.
"No puedo olvidar las palabras de Borromeo: ´los verdaderos enfermos ahora son ustedes´", pronuncia Luisa Almagia.