Nunca antes el hombre tuvo tanta información a su alcance ni semejante cantidad de instrumentos para comunicarse entre sí. Sin embargo, la facilidad con la que se accede a datos y se entablan relaciones choca con la creciente impersonalidad de los medios. El chat, los teléfonos inteligentes, los mensajes de texto, son mecanismos innovadores de comunicación pero que pueden empobrecer la calidad de las relaciones humanas.
La Escuela Talpiot entiende la necesidad que tienen los jóvenes de absorber experiencias, historias, vivencias, de un modo ya no "tradicional": directamente de las fuentes, en vivo y en directo, a corazón abierto. Por eso lanzó el proyecto "Un nieto para un abuelo" que consiste en realizar visitas al Hogar Beit Sión Douer, con la finalidad de generar un compromiso y una responsabilidad afectiva desde sus alumnos hacia los abuelos que carecen o están lejos de sus familias.
Al tiempo que los chicos se acercaron a su pasado en el mismo instante que traspasaron la puerta del hogar y se regodearon con historias deliciosas y únicas, pudieron ver en los rostros de los abuelos la expresión clara del agradecimiento.
El respetar y cuidar de los ancianos y de ser generosos dejó de ser una obligación en abstracto para constituirse en un goce. Cumplir con el deber de visitar a quien lo necesita le permitió a los alumnos disfrutar por partida doble: el placer de cumplir con una mitzvá y el honor de compartir vivencias inolvidables.
Qué mayor satisfacción para los alumnos apreciar que los abuelos se enojaban por no poder participar todos al mismo tiempo de la actividad, o que algunos sentían celos "infantiles" cuando percibían que el vecino recibía mayor atención. Qué sorpresa tan grata para los alumnos fue que la directora del hogar, Silvia Babor, les diga en la reunión posterior que los abuelos además de alegrarse y pasar un día distinto agilizaron la memoria mediante los juegos y las actividades. Podría decirse que por un instante los chicos pasaron de alumnos a maestros.
Los contenidos curriculares de la escuela, fundamentales para encarar desafíos en el terreno profesional, quedan vacíos si no se los complementa con la transmisión de valores morales y afectivos. Sentirse responsable por aquel que lo necesita y concentrar esa sensación en hechos concretos no es más que construir una persona, en su más hondo sentido.
Los alumnos asumieron una postura de liderazgo poco común en chicos de 17 años y que escasea en mayores. Todos expresaron su entusiasmo por volver, colaborar y procurar incorporar "nuevos" abuelos.
La Escuela Talpiot está convencida de que la sociedad necesita de buenas personas instruidas en el cumplimiento de mitzvot y conscientes de su responsabilidad por el otro.
Así como esta visita fue únicamente el primer eslabón de una serie inagotable de reuniones que entablarán con los abuelos, este proyecto es uno de los tantos que desde la dirección de Talpiot se están encarando en el terreno de la responsabilidad social
Lic. Sandra Krawiec
Rectora