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“Estamos esta noche acá, como lo hacemos cada año, para decir en voz alta que no estamos dispuestos a olvidar”, aseguró el presidente de la entidad anfitriona, Martín Ferraro.
“Tenemos un compromiso con la memoria de millones de hermanos víctimas del odio y la sinrazón; también con nuestros hijos y nietos”, agregó.
“El futuro de la humanidad podría estar en riesgo si no levantamos la voz y ponemos en acción lo que declaramos; todo no da lo mismo”, finalizó.
En tanto, Michael Cristides, embajador de Grecia -país al que pertenecen esas comunidades- rindió homenaje a las víctimas en nombre del gobierno de su país, luego de recordar la perfecta convivencia en que vivían cristianos y judíos antes de que la república helénica fuera dominada por los nazis.
El diplomático sostuvo que el gobierno griego tiene permanentemente presente lo ocurrido durante la Shoá.
David Galante, sobreviviente de la Shoá que fuera enviado a Auschwitz a mediados de 1944, junto a miles de judíos griegos, brindó su testimonio e hizo hincapié en la necesidad de mantener la memoria de lo ocurrido por medio de educar a las jóvenes generaciones.
Por su parte, José Menacsé, nacido en Cos y llegado a la Argentina antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, les hizo entrega a las autoridades de Chalom de un iad (señalador que permite marcar la lectura de la Torá) que fuera utilizado a principios del siglo XX en la sinagoga homónima de Rodas, la única de la ciudad que no fue destruida por los bombardeos durante la contienda bélica.
A su turno, el embajador de Israel, Daniel Gazit, se refirió a la importancia de tener presente el martirio que sufrieron todos los judíos durante la Shoá y a la necesidad de preservar la memoria.
Finalmente, Alberto Hammrschlag, vicepresidente 3º de la DAIA, manifestó que “allí donde la maquinaria de muerte del Tercer Reich posó su siniestro pie, destruyó vidas de hombres, mujeres y niños, arrasó con instituciones y con el acervo cultural, pretendiendo borrar todo vestigio de vida judía, que en Grecia tenía 2.300 años de antigüedad”.
“Cerca de 60.000 hermanos judíos, de un total de aproximadamente 77.000 que residían en Grecia antes de la Segunda Guerra Mundial, fueron exterminados por el nazismo”, puntualizó.
“La preservación de la memoria, el honrar a los mártires y a los héroes, y al mismo tiempo nunca olvidar a los verdugos, sus cómplices y los colaboracionistas en los países ocupados, quienes muchas veces ponían más fervor que los propios nazis en la persecución de nuestros hermanos, constituye un deber sagrado para nuestro pueblo”, sintetizó el dirigente.
“Desde la DAIA renovamos cotidianamente -prosiguió- el compromiso de denunciar a quienes pretenden retrotraernos a ese pasado horroroso, a los perversos negadores de la Shoá y sus aliados locales, a los justificadores del fundamentalismo terrorista que nos atacara en 1992 y 1994 aquí, en Buenos Aires, a los antisemitas que pretenden disfrazarse de antisionistas como si no fueran dos vertientes del mismo odio ancestral contra nuestro pueblo.”
También hicieron uso de la palabra el vicepresidente 1º del Museo del Holocausto y director de Relaciones Institucionales del gobierno porteño, Claudio Avruj, y la profesora de la Universidad de Lovaina Christiane Stallaert.
Ésta se refirió a su trabajo de investigación, titulado “Ni una gota de sangre impura. La España inquisitorial y la Alemania nazi cara a cara”, en el cual demuestra las similitudes entre ambos procesos históricos.
Durante el transcurso del acto se encendieron 8 velas de Izcor (recordación), 6 de ellas por cada millón de judíos asesinados y las dos restantes en homenaje a las víctimas de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA-DAIA.

Fuente: Agencia Judía de Noticias (AJN)