Además se refirió a las actividades que Tarbut prepara para celebrar su 50 aniversario y dio un detalle sobre los cambios que se produjeron en la educación. Con una matrícula de 1400 alumnos, el tradicional colegio de Olivos se ajusta a las necesidades del mundo actual y no sólo enseña hebreo e inglés sino que además incorporó el mandarín (chino tradicional). También consideró que en la Argentina “falta capacidad de generar educación judía como concepto global” e instó a la comunidad a “trabajar integralmente en proyectos comunes y distintivos”.
“Desde hace mucho tiempo el colegio está quedando chico porque va creciendo la cantidad de alumnos que va ingresando y han desaparecido muchos colegios en la zona norte. Por eso, el colegio debía expandirse y una posibilidad era mudar el secundario a Belgrano (ciudad de Buenos Aires)”, afirmó Roberto Dvoskin, director ejecutivo del colegio Tarbut para describir el panorama educativo.
En una entrevista con la Agencia Judía de Noticias (AJN), Dvoskin también analizó la actualidad de la educación judía argentina, dio detalles de los proyectos de Tarbut y adelantó los principales actos que se realizarán con motivo del 50 aniversario del tradicional colegio judío de Olivos.
Dvoskin puntualizó que “como no había posibilidad de hacer el colegio cerca de otra escuela, se consiguió un terreno en Belgrano y para el 2014 estaremos mudando el secundario”. El director señaló que “a la comunidad judía le hace falta un colegio en la zona de Belgrano (ciudad de Buenos Aires) donde viven 100.000 judíos que van a escuelas no judías, que podrían ir perfectamente a un colegio secundario humanista judío”.
Con respecto a la educación judía en la Argentina dijo: “Le falta liderazgo o sea capacidad de generar educación judía como concepto global y no como parte de acciones individuales de cada colegio”.
Dvoskin consideró que “en lugar de competir por tres alumnos y un profesor, las escuelas deberían trabajar integralmente en proyectos comunes y distintivos”. “Sí logramos trabajar en red como red escolar judía podríamos dar pasos gigantes, pero no los podemos dar y cada colegio tendrá la culpa que corresponde”, señaló Dvoskin.
Para el destacado académico, “sí las escuelas no logran trabajar en conjunto es por la falta de liderazgo”. “Más allá de las vocaciones personales nos falta liderazgo para generar un proyecto común de la red escolar judía”, insistió.
Al analizar la actualidad de Tarbut, Dvoskin indicó que “el colegio tuvo un crecimiento sostenido desde 2003”.En la actualidad, la escuela tiene una matrícula de 1400 alumnos, de los cuales 450 pertenecen a jardín, 700 al primario y 250 al secundario.
La escuela fue creada en Olivos y, según su director ejecutivo, fue por una descisión del colegio San Andrés, que tenía un problema de antisemitismo. “A raíz de este problema, un grupo de judíos vinculados al Lamroth Hakol (un centro comunitario judío ubicado de la localidad de Florida) deciden crear un colegio de las características del San Andrés”, relató Dvoskin.
Los primeros alumnos del colegio pertenecían a la zona norte del conurbano bonaerense, pero hoy por la propia expansión educativa se ha convertido en el único establecimiento educativo de la zona. “El 50 por ciento de los chicos vienen de la zona norte desde Olivos a Pilar y Nordelta, pero también hay chicos de capital que viven en el barrio de Belgrano”, comentó Dvoskin.
El director comentó que el colegio tiene “un edificio central en Olivos a ocho cuadras de la Residencia Presidencial y otro exclusivo para jardín en Belgrano y el club de campo de Hacoaj”.
“En general hay mitos que hay que ir destruyendo, cosa que no es sencilla, como que el colegio nació para un sector social. Hoy se ha expandido mucho y, en la práctica, tenemos alumnos cuyos padres son profesionales, empresarios, empleados, está muy disperso”, explicó el Dvoskin al describir el perfil de los alumnos del colegio.
No obstante, el director comentó que “siempre hay diferencia entre el chico que vive en Pilar, Nordelta y Belgrano”. “Eso se nota en las mañanas, por ejemplo, las mamás de Belgrano trabajan antes que las de Olivos, en consecuencia mandan antes al colegio a sus chicos.
Tenemos salas de 18 meses que están dentro de las condiciones de un colegio de
educación privada”, afirmó.
Dentro de las curiosidades de Tarbut, Dvoskin comentó que “hoy se está enseñando mandarín (chino tradicional) dos horas por semana”, aunque aclaró que el aprendizaje se profundizará si se afianza el crecimiento de la economía china en el mundo. “El hebreo tiene que ver con nuestra cultura y nuestras raíces, pero en inglés el colegio está en los primeros niveles de Argentina, competimos con los colegios ingleses, somos fuertes en algunos temas y ellos son en otros, pero lo que tenemos una buena capacidad de hablar”, subrayó el director.
En este sentido, Dvoskin apuntó que “un chico de Tarbut va a representar a la Argentina en un certamen en Europa”. No obstante, aclaró que “los chicos no hablan fluidamente el hebreo como el inglés”, ya que “les sirve para entender nuestros fundamentos y parte de la Torá, que significa las raíces de las palabras.
Si bien Tarbut se encuentra al lado del colegio San Andrés, Dvoskin aclaró que ambas instituciones no compiten entre sí. Entre las principales características del colegio Tarbut, comentó que el director de estudios judaicos participa en la denominada mesa chica, ya que “la historia es mirada desde una óptica judaica”. “En segundo lugar, Tarbut es un colegio que busca la excelencia, nunca la encuentra porque nadie la encuentra. Nos planteamos una calidad académica en términos de desafíos y eso implica niveles de exigencia
acorde a la búsqueda del nivel excelencia”, explicó Dvoskin.
Asimismo indicó que Tarbut se presenta como un colegio donde “el director de cada nivel tiene que conocer el nombre de cada uno de los chicos”. “Es un colegio inclusivo que apunta a potenciar las cosas buenas y resolver las cosas malas”, agregó. Tarbut cumple este año su 50 aniversario y para celebrarlo, la institución se compromete a apoyar a la comunidad judía y a la
educación.
“Somos un colegio abierto a la comunidad, un altísimo porcentaje de los alumnos pertenece a la comunidad judía, algunos pertenecen a matrimonios mixtos y le damos formación judía.
Creemos que, a diferencia de lo que piensan muchos padres, la formación se da en el
secundario no en el primario”, resaltó.
En este sentido, el director comentó que “los madrijim provienen de los secundarios” y desde el colegio se busca “fomentar el judaísmo”. Dentro de las actividades que se destacan en el programa de Tarbut está el viaje que realizan todos alumnos de cuarto año para participar en la Marcha por la vida, que se realiza en Polonia y luego viajar a Israel, donde permanecen para festejar Iom Haatzmaut (día de la independencia de Israel).
En lo que tiene que ver con el judaísmo, Dvoskin comentó que en el colegio “hay un rabino pero no ejerce”. “Está como especialista en estudios judaicos no como rabino”, aclaró. En su momento, el cargo fue ocupado por Norma Goldman, por su conocimiento en estudio de la Torá, pero en la actualidad el cargo de director de Estudios Judaicos lo desempeña Guido Cohen.
Como parte de los 50 años, la escuela escribió un libro que relata la historia del colegio. “Además hicimos un museo virtual, estamos haciendo un evento para los fundadores y miembros de las comisiones directivas y en agosto se realizará un evento académico con todos los graduados, al que está invitado el ministro de Educación de la Nación (Alberto Sileoni)”,
comentó Dvoskin.
También se prepara un encuentro para papás y chicos que se realizará en el Teatro Gran Rex, de la ciudad de Buenos Aires. A eso se suma que Tarbut participará en el encuentro de los colegios más representativos de la comunidad judía latinoamericana, en el que estarán directores de Brasil, Chile, Uruguay, Ecuador y Perú. Dvoskin, quien se formó como economista en la Universidad de Buenos Aires y obtuvo una maestría en el Instituto Tecnológico de Israel (Technion), ocupó el cargo de secretario de Comercio de la Nación durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Más tarde comenzó su carrera como profesor en la Universidad de San Andrés y desde 2003 está frente del colegio Tarbut, al que ya asesoraba desde 1994. En esta entrevista con AJN, Dvoskin, quien aclaró que no viene de la educación judía tradicional, también describió su relación con los directores de las otras escuelas.
“No todos piensan mucho como yo, pero tengo una buena relación con muchos directores. Hemos desarrollado una red de directores que se llamaba reshet que dio origen a un trabajo muy importante en la AMIA, que por cuestiones políticas se truncó”, señaló. Dentro de los objetivos planteados por Tarbut, Dvoskin resaltó que “se busca la calidad académica” y para eso se trabaja en “un colegio contendor”. “No hay ninguna persona que se le impida el ingreso al colegio por problemas económicos”, garantizó.
En este sentido, el director apuntó que Tarbut absorbió a muchos chicos de la escuela Scholem Aleijem de Florida, que cerró por problemas económicos, esto marcó un antes y un después en su escuela. “La educación judía sufrió una crisis después de los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA porque muchos padres dejaron de enviar a los chicos por miedo y hubo otro efecto que fue la crisis de 2001 que sufrimos todos”, explicó.
Sin embargo, el director ejecutivo aclaró que “desde 2003 las cosas viene bien porque la Argentina está económicamente mejor y las condiciones son mejores que en 2001”. Asimismo apuntó que “se está profesionalizando la educación, se está dejando la educación en manos de profesionales”. “No se pone un papá a discutir si un docente es bueno o malo, es decir, a niveles de relaciones personales hay una mejor relación con miembros de la comunidad judía para construir una red”, agregó.
Dvoskin subrayó que “Tarbut no adhiere a ninguna posición religiosa, es un colegio abierto, laico y apoya a todos, sean ortodoxos o conservadores. Con los laicos se educa para todos”. Finalmente, el director comentó que el colegio le entregó una computadora a cada chico y se aprende en red, por los docentes también están conectados.
Fuente: Agencia Judía de Noticias (AJN)