Según el libro "Operación Israel; el rearme argentino durante dictadura (1976-1983)" del periodista Hernán Dobry, el Estado judío accedió a suministrar a la junta militar gran cantidad de equipamiento bélico tales como misiles aire-aire Shafir, sistemas de alerta de radar para evitar los disparos de misiles enemigos, tanques suplementarios de combustible para los cazabombarderos, así también como máscaras anti-gas, y otros elementos.
Para encubrir el envío en tiempos de guerra, el embarque del armamento fue triangulado a través de Perú; y desde allí fue transferido a la Argentina, que se encontraba combatiendo a Gran Bretaña por el control de las islas.
Un posible indicio de la motivación de Beguin para la venta de armas surge durante una entrevista con el ex primer ministro, descripta en el libro por Israel Lotersztain, representante de Isrex, las fábricas de insumos bélicos en Buenos Aires.
"Le empezaron a explicar que las Malvinas eran Argentina y que los ingleses y qué se yo. Beguin los interrumpió y les dijo: ´A mí ustedes me vienen a hablar mal de los ingleses. ¿Esto se va a usar para matar ingleses? Kadima (adelante). Dov desde arriba va a estar satisfecho de esta decisión que tomé. Eso sí, por supuesto, me lo hacen todo bien´".
Beguin, quien fuera comandante del Irgún, uno de los grupos que combatían a los ingleses antes de la creación del estado hebreo se refería a su amigo Dov Gruner, quien también participaba en ellos y fuera capturado y ahorcado por los oficiales británicos del Mandato en 1947. "Odiaba a los ingleses más que a cualquier otra cosa. Todos se habían olvidado, pero él no", afirma Lotersztain.
Jaime Weinstein, a un colega de Loterztain reafirma las afirmaciones de éste en el libro: "Beguin tenía un profundo odio y resentimiento con los ingleses desde la época de la independencia de Israel. Entonces, hizo todo lo posible para ayudar a la Argentina, vendiéndole armas durante la guerra de Malvinas".
Dobry descubrió, entre otras cosas, que Israel envió tanques de 1500 litros, en vez de los modelos estándares de 1.300 litros, lo que implicaba que la Armada británica debía mover su flota más al este para evitar los bombardeos.
"El estado judío no sólo estuvo dispuesto a aprovisionar al gobierno de Leopoldo Fortunato Galtieri en todo lo que necesitó sino que, también, se mostró proactivo para asesorarlo y transmitirle sus experiencias en combate.", señala el libro.