El diario, de todos modos, aclara que no hay una oposición muy fuerte entre los ocho ministros del gabinete israelí aunque sí se oponen los altos mandos militares. Netanyahu cuenta con el apoyo del ministro de Defensa, Ehud Barack, y del canciller, Avigdor Lieberman. Pero el ministro del Interior, Eli Yishai, del partido ultraortodoxo Shas, está en contra. “La posibilidad de un bombardeo me mantiene despierto durante las noches”, dijo Yishai en una entrevista. Y comentó que no había que temer sólo a una represalia iraní sino de sus aliados como el Hezbollah de El Líbano, las milicias extremistas de Siria o el Hamas de Gaza.
Esto lo saben los militares israelíes. El jefe del ejército, el general Benny Gantz, y el jefe de inteligencia, Yuval Diskin, de acuerdo a todas las fuentes consultadas, rechazan un bombardeo preventivo y unilateral. Su argumento es que las instalaciones nucleares iraníes están muy bien protegidas y que cualquier ataque debería tener el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña.
De acuerdo a otro informe revelado por The Guardian de Londres en el gabinete del primer ministro británico David Cameron ya están discutiendo la posibilidad de aportar inteligencia y aviones para el bombardeo. Y como si todo esto fuera poco, las fuerzas armadas israelíes hicieron ayer un ensayo exitoso de lanzamiento de un misil nuclear con capacidad para recorrer miles de kilómetros, lo que lo hace capaz de llegar a Teherán.
La reacción iraní no se hizo esperar. “Una amenaza militar del régimen sionista contra Irán provocará graves pérdidas no sólo para ese régimen sino también para Estados Unidos”, dijo el jefe de Estado Mayor iraní, Hassan Firouzabadi. El jefe militar agregó que las amenazas “no tienen ningún fundamento”. Irán cuenta con un ejército de un millón de efectivos y ojivas nucleares capaces de llegar con cargas nucleares a Israel.
Y el problema ahora está en manos de Estados Unidos que por un lado ve amenazada su posición en Irak tras la retirada de las tropas de ese país antes de fin de año.
El régimen de los ayatollahs va a ocupar el espacio que dejan los estadounidenses en su país vecino. Por el otro lado, tiene a este gobierno israelí dispuesto a dar el paso que no quiso dar ni George Bush cuando gobernaba desde la Casa Blanca.