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Se acercan las festividades judías; para algunos es un momento más del año,para otros simboliza el reencuentro familiar, para otros tantos una conexión espiritual. Sea cual sea el grado de identificación que tengas con estas festividades, está bueno plantearnos en nuestra vida la posibilidad de tener un espacio de introspección y de auto reflexión
Hablamos de dos conmemoraciones muy distintas pero relacionadas a su vez: por un lado Rosh Hashaná es el festejo de un año nuevo, por lo cual estamos cargados de energía, motivación, nuevas ideas, proyectos, es un momento del año que nos invita a replantearnos metas, reevaluar objetivos, proyectos, planes personales; es un momento en el que pensamos hacia dónde queremos ir, quién queremos ser, que queremos que nos suceda en los diferentes ámbitos de nuestra vida. Se siente como una nueva oportunidad para iniciar, para salir adelante, para encontrarnos con aquéllas personas que por una u otra razón hemos dejado de ver; es una festividad en la que nos ponemos nuestros mejores trajes, la casa se llena de invitados, los platos de la abuela vuelven a estar en la mesa; la sensación de hogar se siente a plenitud.
Por otra parte, Iom Kipur transcurre de manera totalmente distinta; es un día en el que se invita a la reflexión, a la introspección, a estar solos con nosotros mismos, meternos para adentro, escuchar nuestro corazón, nuestros pensamientos, aceptar que nos equivocamos, que fallamos, que no somos tan perfectos u omnipotentes como lo creíamos, que hay alguien más que está por encima de todos nosotros. Al contrario de Rosh Hashaná, en esta ocasión nos vestimos sin brillos, sin ostentación, sin colores llamativos, lo hacemos de blanco para simbolizar a los ángeles que están en el cielo. Las comidas previas y posteriores al evento son poco copiosas y de hecho durante el día de Iom Kipur está prohibido comer o tomar salvo ciertas excepciones.
Así, aunque ambas festividades son muy distintas, comparten algo en común: nos dan la oportunidad de centrarnos en otros aspectos de nuestra vida que con el día a día olvidamos, nos acercan a nuestra familia, a nosotros mismos, nos permiten conectarnos con lo verdaderamente importante, con lo intangible, con la fe, las creencias, con D'os. Ambas nos proveen la oportunidad de tener un espacio en el año para la reflexión, el cambio, pedir ayuda y sobre todo para agradecer y ofrecer perdón a quienes hemos lastimado, sanar heridas y poder continuar adelante sin este peso sobre nuestros hombros, sin rencores ni angustias; pudiendo dejar el dolor y el pasado atrás.
Cuantas veces no decimos "necesito parar", cuantas veces escuchamos historias trágicas y pensamos “esto es lo verdaderamente importante de la vida y yo quejándome por…”. No esperemos llegar a un punto de no retorno; tenemos la posibilidad de enfocarnos en nuestra familia, en nosotros, en nuestros proyectos y pensarlo todo en pausa, con tranquilidad, sin la vorágine del día a día. Más allá de si eres o no religioso, de si crees más o menos en D'os, si eres o no una persona de fe; este es un momento especial del año para ti; espero sepas aprovecharlo, frenar con el estrés y dedicarte tiempo, tiempo para sanar, para conectarte contigo y los tuyos, para reconstruir relaciones, para escuchar al otro, para sembrar.
Estas festividades nos dan dos grandes oportunidades: Perdonar y agradecer; dos magníficas cualidades que solo quien las practica puede ser realmente feliz.
Con todo mi corazón, les deseo unas felices fiestas a todos
Licenciada Orit Vaisman Bacall
MAT: 64563
psicologiaytratamientointegral@gmail.com
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