En estas dos últimas semanas nos hemos visto sacudidos por escenas sangrientas en India, donde un grupo terrorista mató muchas personas, entre ellas un rabino de Jabad Lubavitch y su esposa. Su pequeño hijo escapó milagrosamente debido a la conducta heroica de su niñera. Por otra parte la última semana, la colectividad judía quedo conmocionada con el asesinato del Ing. Rosujovsky directivo del club Macabi.
Estos sucesos junto a otros que parecen suscitarse diariamente en Argentina y el resto del mundo, nos desequilibran y producen profundos sentimientos de rabia, dolor, indignación e impotencia.
Una de las reacciones mas habituales en el común de la gente frente a sucesos traumáticos de esta clase, es el de sentirse conmocionada y luego con el trascurrir del tiempo, intentar olvidarlo para continuar con su vida cotidiana. Es un mecanismo de nuestra psiquis, el buscar protegernos contra el dolor, por lo que podemos valernos de la distracción y el querer pensar en otras cosas menos dolorosas a fin de no concentrar la atención únicamente en escenas dolorosas. Ya que enfocarnos exclusivamente en recuerdos o noticias angustiantes nos puede generar un monto de stress muy fuerte, por lo que la tendencia general es evitarlo. Es lo mismo cuando se nos acerca una mujer con un bebé en sus brazos a pedirnos dinero, la primera reacción es mirar hacia otro lado ya que es una imagen realmente dolorosa que conlleva toda una situación de impotencia social.
Cabe aclarar que este mecanismo de evitación no se aplica a familiares directos de las víctimas de estos sucesos trágicos. Para ellos el dolor es tan intenso que es comprensible y esperable que dure el tiempo necesario ya que se trata de algo inesperado.
Estos sucesos, atentados o asesinatos no tienen una explicación lógica - racional. Son hechos de energía sumamente baja, de maldad. Frente a esto, podemos permanecer impávidos e indiferentes, para luego pasar a la siguiente hoja del diario o canal olvidándonos, o elegir contrabalancear y responder de otra forma mas comprometida a fin de generar una energía de luz y bondad.
¿Qué elegís hacer frente a estos sucesos trágicos?
El Rebe de Lubavitch enfatizaba siempre la importancia de practicar actos de bondad o mitzvot. El explicaba que un precepto (mitzva) es la conexión entre Dios y el hombre, un puente que genera un efecto cósmico de infinito valor que puede afectar directa e indirectamente la vida de miles de personas. El Rebe explicaba que practicar estos actos de bondad y preceptos, ayudaba a crear un mundo de luz, bienestar y plenitud.
En tu caso, podés elegir sentirte shoqueado y luego olvidarte o decidir comprometerte más con hacer de tu mundo, un lugar más luminoso, acogedor y cálido.
¿Cómo podemos generar más plenitud y bondad en nuestra vida?
Estos son algunas sugerencias prácticas que podés comenzar a experimentar aquí ahora:
- Renová tu casa: Nuestro universo es energético y lo que poseemos por ende también. En vez de acumular cosas, ropa u otros objetos que no usas y que te generan una energía estancada y por ende perjudicial, renová la energía de tu hogar, dándolos a personas o instituciones que si lo precisan.
- Escuchá y brinda más afecto: A parientes o amigos, o un simple conocido. Todos precisamos una oreja comprensiva, un amigo que se preocupe por nosotros y nos brinde afecto. Esto es un gran acto de bondad. Comprometete y comenzá ahora mismo. Llamá a aquel amigo que sentís que esta necesitado de afecto, aliento o apoyo.
- Experimentá alguna mitzva: Existen preceptos que son en relación con Dios pero al cumplirlos, generamos un campo energético que afecta increíblemente a otros. Por ejemplo, prender velas en Shabat, ponerse Tefilim, celebrar un Shabat, agradecer de mañana o colocar una mezuza en la puerta de nuestra casa, son algunos ejemplos concretos que producen una energía especial de luz, más allá de ser creyente o religioso. Es cuestión que pruebes y compruebes por vos mismo.
- Dá Tzedaka: Decidir donar una suma determinada de dinero a una institución, pariente o amigo que lo necesita, es uno de los actos mas poderosos para atraer abundancia a nuestra vida. Podés donar de 10 pesos en adelante cada mes y, te aseguro, que habrá quién realmente los precise y le ayude en algo. ¿Quién te dijo que tenías que ser rico para estar dando dinero?
Los actos de bondad son universales. Hacer el bien a otros, con dinero, amor y comprensión, en forma concreta y comprometida, es una opción de cualquier persona, sea judía o cristiana, musulmana o armenia. No importa su condición sexual o económica. Lo importante es que tomes partido y comiences ahora.
Podés elegir hacer más bien, o seguir mirando para otro lado cuando suceden estas desgracias. Pero es importante que sepas que pagas el costo de no experimentar los niveles de plenitud y satisfacción que podrías sentir si realizases algún acto de bondad. Por eso, ¿Cuál es tu decisión?
Lic.Pablo Nachtigall – Psicólogo clínico
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