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La abuela saludaba desde el balcón del único edificio alto de la cuadra. Decenas de personas se habían acercando ya al sitio donde la marcha iba a comenzar. Hacía sólo un día que en las Naciones Unidas votaron la creación de un estado judío en Palestina ¿y cuálo va a pasar con los djidiós? decía doña Masaltó, si los ingleses se van, los arabós mos van a ajarvar (1). ¿Era una particular sensibilidad y conocimiento de la política del Medio Oriente, o un simple presagio de la mujer, a la que el tiempo se encargó de darle la razón?
La gente había ya formado, una ancha columna interrumpiendo el tráfico de la avenida Corrientes esquina Canning, sobre la mano que iba al centro. Se veían banderas argentinas y judías, estas últimas habrían de ser las del nuevo Estado; el celeste y blanco de ambas, por momentos se confundía cuando el viento las agitaba.
Los djidiós en Palestina, arrondjaron (2) a los ingleses peleando en inferioridad de fuerzas. Los djidios tuvieron mucho meoio, decía Jaim su marido con algo de orgullo, pero Masaltó se preguntaba que pasaría a partir de ese momento. No es porque le faltara alegría por la creación del Estado de Israel, sobretodo después de tantos años de guerra, de la muerte y las persecuciones por toda Europa, todos sabían que exterminaban a los judíos pero muy pocos hicieron algo. ¿Y los primos de Rodas?, un día se perdió el contacto con ellos, sus cartas no llegaron más y ella sabía con certeza lo acontecido, los asesinos se llevaron a toda la comunidad, como en las ciudades de Polonia y el resto de la Europa oriental, por eso… ¿cómo no alegrarse del nuevo Estado?, para quien quiera cobijarse en su tierra. Los que puedan acudir a levantarlo que vayan a hacerlo grande y fuerte, los que no lleguen, que lo defiendan allí donde viven.
Es cierto que los sefaradíes como comunidad, no se destacaron como sionistas realizadores, eran muchos más los jóvenes ashkenazíes a la hora de movilizarse por un estado judío independiente. Quizá por eso, los djidiós pensaron que era una causa para otros dirigentes y su apoyo fue más tímido.
Masaltó que aún tenía buena vista, reconoció a muchos de los que su marido saludaba en la kehilá los viernes. Por supuesto ¿cómo no ir a esta marcha al Luna Park?, si la esperanza estaba en nuestros corazones. Cuando jugábamos a las cartas entre amigos, jamás faltó la alcancía, recordaba Masaltó, esa cajita de lata celeste y blanco, donde cada uno ponía monedas y apretaba para hacer entrar los billetes.
Viva. viva Palestina,
muestra tierra carisiiiiima,
ande muestros padres sufrieron
y al fin salvación ya tuvieron
la mujer no podía evitar repetir esa estrofa de Hatikva, el que al tiempo, fue el himno de Israel. La manifestación, era ya numerosa, la gente esperaba en el cruce de las avenidas, cantando desorganizadamente esa misma canción, en hebreo. Vítores a Palestina “muestra tierra prometida”, donde el sufrimiento de nuestros padres se vio coronado con la salvación, era cantada por los sefaradíes en ladino desde hacía décadas, como una promesa, tal como su título reza: una esperanza, que tan sólo en el día de ayer pudo hacerse realidad. El nuevo Estado de Israel estaba creado, eso era indiscutible y ahora la tarea era hacerlo fuerte. Muchos jóvenes de diferentes centros sefaradíes, decidieron irse a radicarse allá, otros aportaban desde acá, organizando, tratando de dar conciencia a quienes ignoraban el tema.
Masaltó festejaba y al mismo tiempo, sentía el miedo a una nueva guerra, no con los poderosos ingleses sino con los primos árabes, con quienes durante tanto tiempo compartieron el dolor de ver a Palestina hecha colonia. Eran primos por ser semitas y hablar una lengua de origen común, viva viva Palestina, muestra tierra carisima, ande muestros padres sufrieron y al fin salvación ya tuvieron.
La abuela murió hace décadas y el conflicto con los primos perdura. Sus temores no fueron infundados, pero quizá también sus deseos un día se cumplan y una vida creativa, en paz para ambos pueblos los espere como primos en la Biblia y en la lengua, por sus rasgos y por el amor a esa misma tierra.
(1) (en judeoespañol) los árabes nos van a castigar (2) (en judeoespañol) echaron , expulsaron.
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