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El mal de ojo
El mal de ojo que los sefaradíes llaman ainaraj, es el responsable de malos momentos, enfermedades, bostezos reiterados, etc. Para alejarlo, se acuñaron frases, sortilegios y se emplean manos, ojos colgantes azules de vidrio, etc.
Queremos comentar un artículo del rabino Isaac A. Sacca, publicado por el foro Dereh Abaita, en que comienza mencionando la historia en que un matrimonio atribuye al “mal de ojo “ de su hijo, a una situación que es claramente un descuido propio, y nos recuerda el tradicional refrán de los sefaradíes “al desjaralado se le kae el bokado, dice ke es mal de oyo” referido a aquellos que atribuyen al ainaraj las causas de su desidia. Continuando, el rabino considera cuatro formulaciones que el judaísmo tiene sobre el tema:
a) la metafísica ”...sostenida especialmente por los rabinos cabalistas, que dicen que el 'ain ha ra' proviene de un poder espiritual y místico que se deposita en el alma de la persona. Según ellos, se transmite de manera metafísica, por sobre la naturaleza. Cuanto más envidiosa e inescrupulosa sea la persona, hay más probabilidades de que sea el transmisor. En cambio, cuando más amable, pura y generosa sea una persona, menos probabilidades hay de que su ojo dañe a alguien”. También del lado del receptor dependerá de su alma débil el poder ser afectado.
Conjuros: concibe implementar segulot (amuletos), como el de nombrar el 5, por medio de una manito de plástico o ”incluir en alguna frase, el número cinco”. “Hay una explicación de los cabalistas de porqué usar el número cinco: representa la mano en posición abierta queriendo decir 'stop', 'alto', 'deténgase'. Es el deseo de detener un poder maligno. Otras segulot recomendadas son las imágenes de pescado, o los colores rojo y celeste, o el ocultamiento de las cosas (no mostrar el reloj o las alhajas que se tiene) lo mismo que el empleo de algunas plantas (como la ruda) o de piedras ('shebe' en árabe).
b) La teoría físico-espiritual, “...el mal de ojo proviene de un estado de maldad del alma o del ser del hombre. Pero la diferencia que tienen con aquellos, es que plantean que el mal de ojo se transmite de manera física y no ya metafísica o espiritual”. Afirman que cuando el hombre experimenta envidia, celos, está nervioso o enojado, en su cuerpo se está llevando a cabo un complejo proceso electroquímico: se acelera el corazón, la sangre va más rápido, etc. Ese estado fisiológico alterado tiene sus incidencias en el cerebro, y éste está intrínsecamente relacionado con la visión. Afirman, por lo tanto, que a través de la vista se desprende una sustancia tóxica -como un veneno- que surge del estado de envidia, odio o maldad que uno está experimentando en ese momento. O sea que hay una relación entre el metabolismo del ser humano y su disposición anímica y moral.
c) La teoría física :“ brinda una teoría puramente física acerca del mal de ojo. Esta postura no considera para nada los estados emocionales del ser humano. Afirma que el 'mal de ojo' sería como una enfermedad (para algunos de estos pensadores, de origen genético) o bien un tipo de trastorno físico. Se trata –explica- de gente que padeció algún problema y por ello tiene ciertos poderes en el ojo.
d) La Teoría de Maimónides es la de los racionalistas y que el autor considera la más adecuada. “Para esta posición, la gente transformó el 'ain ha rá' en una creencia supersticiosa, pero en realidad cada vez que en la Torá y en el Talmud se menciona al ojo malo, se refieren al hombre que es envidioso. ¿Cuándo comienza una persona a tener envidia? Justamente a partir de la visión. Cuando alguien ve que el otro tiene varios hijos y uno no tiene hijos, envidia al prolífico padre. Pero la importante salvedad que hace Rambam, es que esa envidia no quiere decir que pueda transmitir el mal”. “Según esta teoría, entonces, se trata de un problema que atañe únicamente al que experimenta envidia, celos, codicia y
y desmedida ambición. Daña a uno mismo pero no al prójimo. Cuando se menciona al ojo, no es sino un giro idiomático. Dice también el Talmud: "Ain roa be lev jover" (el ojo ve y el corazón envidia). O sea que la envidia entra por los ojos”.
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