|
Por una vez, aunque parezca mentira, varias comunidades ashkenazíes y sefaradíes, se pusieron de acuerdo para realizar un gran baile de Purim. Para tal evento, alquilaron el salón más grande de uno de los hoteles más lujosos de Buenos aires.
Uno de los grandes atractivos, era la tradicional elección de la Reina Esther, para la que ofrecían interesantes premios. La magnitud de la empresa requería de patrocinadores y Yaquito consiguió una suma importante de la fábrica de cierres de la que era distribuidor exclusivo. Por esta gestión fue incluido entre los jurados que iban a elegir a la más bella de las concursantes.
En cada institución, se hizo una preselección, con el objeto que las finalistas fueran dignas representantes.
Yaquito le pidió a su hijo Mushico, ya un fotógrafo avezado, que se encargara de retratar las instancias de la semifinal en nuestra Comunidad y por supuesto también, las de la gran final. Cuando se enteró que Sol, la más hermosa finalista de “las muestras” era hija de Shelomo, un viejo amigo de Izmir que hacía mucho que no veía, Yaquito se puso muy contento. Era conspícua turquita, de cutis muy blanco y cabello oscuro, de grandes ojos pardo verdosos y una boca de forma de corazón que al sonreir shasheaba (1) a todo el que la miraba.
Los preparativos del gran baile no impidieron que Yaquito cumpliera con los mandatos de Purim. Envió a sus amigos finos manjares, entregó a familiares pobres donativos y les dio a sus hijos el purimlik (2).
En la gran noche se instaló junto a su esposa Symbul y la infaltable Bula, su hermana junto a su marido Iusef en una de las mesas destinadas a los organizadores.
La fiesta era un verdadero éxito. Cantantes de moda se alternaban en la animación con una orquesta tropical: la Varela- Varelita. La juventud asistió con sus mejores galas, bailaba muy divertida. Tampoco faltaba algún disfrazado.
Por fin llegó el momento culminate, la elección de la Reina Esther. El jurado estaba compuesto por cinco ashkenazíes, tres sefardíes orientales y dos de Turquía.
Todas las muchachas eran hermosas, pero la “muestra” sobresalía. La intensidad de su mirada y su esbelto cuerpo, su andar y simpatía no dejaban dudas a la hora de elegir.
Cuando los ashkenazíes en forma unánime se inclinaron por una rubia de ojos claros, muy bella hay que decirlo, pero sin gracia, Yaquito se levantó con gritos. Él que siempre hacía gala de mesura y buen juicio, estaba totalmente descontrolado. El público miraba anonadado el espectáculo que daban los jueces. Por fin, los sefardíes orientales lo convencieron de discutir el tema en un privado. Allí, estos se pusieron de su lado, con lo que la votación quedó cinco a cinco.
Mientras, en el escenario, a las concursantes se las devoraban los nervios, las deliberaciones no iban ni para atrás ni para adelante. Yaquito, que cuando se ponía nervioso aumentaba su acento sefaradí, argumentó:
- Esta muchachica iena de huesos y con un vistido del tiempo de Adám a Rishón (3) le va a ganar a la muestra ke de verla te ensharopa (4) la´alma.
Y fueron nuevamente los orientales los que solucionaron la controversia salomónicamente: saldrían dos reinas.
No muy convencido, tuvo que aceptar que la fiesta debía seguir. Solamente al final, cuando vio a su hijo Mushico hablar con sol y la forma en que se miraban, Yaquito se calmó.
Está bien, lo que termina bien.
(1) extasiaba, volvía loco / (2) obsequio en dinero que se entrega a los hijos en Purim / (3) expresión que significa pasado de moda (del hebreo) / (4) endulza (de sharope: dulce típico).
|
|
|
|
|
|
|
|
Creación
y Dirección:
Arq. Luis León
Asesores
de dirección y colaboradores permanentes
Sr. José Mantel
Dr.Santó Efendi (EEUU)
Declarado
de "Interés Cultural" por Departamento de Cultura de AMIA ( Asociación
Mutual Israelita Argentina) y
CIDICSEF ( Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefaradí)
Todos
los artículos, son colaboraciones ad-honorem de los respectivos
autores, y reflejan sus opiniones personales. La dirección y redacción
de SEFARaires, puede no coincidir con el contenido de algún artículo,
siendo el mismo de total responsabilidad del autor. Se autoriza
la reproducción total o parcial del contenido de los Sefaraires,
mencionando la publicación y el autor.
|
|