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La entrevista se estancó en el asunto del punto. Doña Rashel repetía ahora los ingredientes: azúcar, medio quilico, carar de agua, se menea con cuchara de palo en cacerola de aluminio y se hecha limón.., se sigue meneando y se levanta con la cuchara para ver si se hace un hilico que se corta con la mano. Si se pega al dedo queda muy duro, si está blando se azucara, si no está bien el punto se sigue dando vuelta y se hecha una damblá más de limón, si se pone negro no sirve, si el... - Perdone, doña Rashel, qué es el punto, cómo se logra?
La anciana levanta las manos, deformes por la artrosis, y hace un gesto, como un pellizco en el aire; no da con las palabras y después de un corto silencio, repite :
- Primero azúcar y poca agua...
La enfermera nos mira con desconfianza. No conviene forzar la memoria: estuvimos cerca, pero otra posibilidad se nos cierra.
Con Julia, hace tiempo que queremos saber cómo se hace el sharope. Estuvimos buscando en los libros de cocina sefaradí, de costumbres y hasta de historia. Encontramos una receta , pero al intentarla nos pareció mas arope o melaza. Poco a poco, las ganas se fueron haciendo capricho. Sabíamos que algunos lo llamaban, a la franca, dulce blanco y que ya se lo conocía en la Andalucía del siglo XI, llevado a la península por los árabes o los bereberes, la transmisión pasó, generalmente , de abuelas a nietas.
Primero averiguamos entre parientes y amigos, después la investigación se amplió a las instituciones de nuestra colectividad, hasta llegamos a poner cartelitos en los clubs y countries ”Se busca la receta del sharope, por favor dejar número de teléfono o correo electrónico”. Muchos lo recordaban, hasta algunas personas lo vieron hacer o lo hicieron, pero lo olvidaron. Antes de contestar, se pasaban la lengua por los labios, sentían que esa palabra rememoraba la época de las visitas, las tardes en que el platito con dulce circulaba de mano en mano, junto a los vasos de agua helada con gotas de azahar y a las cucharitas de plata , que luego descansaban juntos a los pocillos de porcelana, en las bandejas de alpaca labrada, traídas de los países de oriente.
Conversaciones, anécdotas: cuando la niña de la casa pasaba la ronda de café y dulces, decía : hágame el placer, había que decir una vez: no, gracias y a la segunda agradecer moviendo la cabeza, o sonreír, mercí, novia y parida de hijo y que usted lo vea y que venga a la boda. Pronto nos dimos cuenta que el sharope se nos escapaba, la gente no entendía nuestro ansioso interés.
Una mañana, Julia me contó un sueño: la luz entraba por una gran claraboya y daba sobre dos hombres de uniforme oscuro. Alguien, (no podía especificar el sexo), ante un posible último deseo, formulaba un pedido ¿Sharope?. Los hombres se miraron extrañados y hacían ademán de castigarlo, pero la persona no se defendía. Por un agujero de la pared comenzaba a entrar un gran chorro de agua, que cubría una mesa desnuda e instrumentos de tortura, se despertó angustiada. Desde entonces intensificamos nuestra búsqueda.
Una mujer de voz ronca, nos dio informes que no fueron suficientes:
- La última vez que intenté hacerlo, se me almibaró. Quizás el fuego estaba muy fuerte.
- Pero usted conoce el secreto.?
- No hay secreto, es mano nada más, ni se necesita mucha plata, eso si, se pueden agregar piñones, almendras, nueces, coco, hasta chocolate. Se guarda en un tendjeré, arriba del ropero, y se saca de a poco, para las fiestas o los recibimientos. Mi tía Alegre, se envolvía los brazos con unos trapos, al revolverlo con un palo de madera , porque las salpicaduras quemaban fuerte.
- Y el punto ?
- Fuego moderado, a la media hora se desprendían los pischquitos (frotaba el dedo índice contra el pulgar ). Después silencio.
Otra vez el ángel del olvido tocando a nuestra puerta. A la semana recibimos una carta de Mendoza: nos agradecían nuestro empeño de recuperación en un mundo mediatizado, globalizado, abierto a la importación en forma indiscriminada, con productos regionales en desaparición, cerrado a la diversidad cultural, métodos tradicionales destruidos, y hacía una apología de un dulce que nunca comió, pero que valía la pena no perderlo.
Nos llegaron cartas y correos tristes: Hace años que no cocino, después de la muerte de..., cartas mesiánicas y místicas: se acerca el dìa en que Dios..., también nos enviaron recetas de mostachudos, de piñonates de travados pero de sharope, nada.
Por fin, un día que, como siempre, intentábamos hacerlo sin éxito, nos llamó por teléfono una mujer que invitaba a Julia para el jueves a la tarde a un instituto geriátrico, prometiendo que le enseñaría a hacerlo.
Y así fue revelado el ansiado secreto, el velo que ocultaba el blanco manjar, fue corrido. Regresó radiante, la habían recibido muy bien, compartieron café en la gran cocina del caserón y se realizó el rito de la transmisión. Además, trajo dos frascos, que contenían el néctar blanco al probarlo, nos pareció la ambrosía, y lo devoramos en menos de tres días, que fueron maravillosos: la dulce nieve se deshacía en nuestras bocas, nos traía felicidad, golpeaba nuestros corazones la satisfacción, esas magdalenas de Proust nos recordaban lo mejor del pasado., los lugares soñados, reíamos, jugábamos, recuperábamos el gozo de la infancia.
Pero una tarde, miramos a nuestro alrededor, no estaba la sala, los almohadones, las alfombras y cortinas de brocado, el brasero prendido, el abuelo contando conseja, poco a poco fuimos entendiendo que nuestras almas no podían alimentarse sólo de sharope. Y además, ya nos estaba empalagando el cuerpo. Entonces, se le ocurrió a Julia:
- Parece una golosina nueva, un sabor distinto, una textura diferente, un nombre original, si resolvemos el problema del embalaje, la distribución, algo de capital, fabricarla y tenemos todo el Mercosur , sería el negocio de nuestra vida.
- Después de la última pelea, me amenazó con vender la fórmula a una cadena de fast food ¿y yo que puedo hacer?, ella se encierra para prepararlo, yo no sé, pero mezclarlo con hamburguesas, papas fritas, mayonesa. Sólo la puedo mirar desilusionado, pero tengo que tener cuidado con los reproches, cambia constantemente y entre las cosas que se llevaría si se va, ahora figura también el misterioso punto del sharope.
carar: poco, medida justa ( judeoespañol) / a la franca: a la europea (judeoespañol) / tendjeré: recipiente de cocina (del turco con terminación española) / consejas: cuentos populares (arcaísmo español) / dambla : pizca o cantidad muy pequeña (del turco) / pischquitos: pedacitos (judeoespañol) / mostachudos, piñonates, trabados : dulces sefaradíes
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