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El gaucho, habitante del campo argentino, hablaba una lengua rústica, combinación de español arcaico con voces indígenas americanas, llamada “lengua gauchesca”. Esta forma de hablar proviene directamente de los colonizadores y quedó “encerrada” en los campos de nuestro país y transmitida de padres a hijos hasta que el cambio socioeconómico argentino, lo hizo desaparecer. Parte del habla gauchesca permanece aún viva entre la gente del interior argentino, combinada con el español corriente de las ciudades. Algunos de estos términos hoy en desuso, son comunes al judeo-español, la lengua de los sefaradíes. Como ejemplo, en la provincia de Corrientes se dice “llavear la puerta” y no “cerrar la puerta”, se dice llavedura y no cerradura, también se suele decir toballa en lugar de “toalla”, en muchas regiones se escucha “en demientras”, talega, en lugar de bolsa, algunos términos apocopados como vo´a en lugar de “voy a”, comunes a ambas lenguas.
En este lenguaje de los gauchos argentinos, Ricardo Güiraldes (1834-1886), escribió el Martín Fierro, obra literaria fundacional de nuestra cultura, poema épico donde ha dejado la impronta de expresiones, costumbres y forma de vida de esta gente que a pesar de las transformaciones sociales y tecnológicas del campo, están latentes aún. El autor escribió su obra sin las reglas gramaticales tradicionales del castellano, lo hace para documentar la forma de hablar donde la c, z o la s no se diferencian, la ll se pronuncia como y, también se halla el reemplazo de la f por una j (dijunto por difunto). Muchas de estas características lingüísticas, sin ser exactamente iguales, son parecidas a las del djudesmo.
A continuación daremos a conocer las primeras estrofas del Martín Fierro, traducidas por Iaacov Levy al judeo-español, enviadas por Marcos Silver, que forman parte de un trabajo próximo a editarse.
TRADUCCIÓN EN DJUDESMO
de Iaacov Levy
Aki me meto a kantar yo
al tanyer de la gitarra
kualo al ombre ke lo apanya
un penserio ingrandesido,
bilbiliko solitario
kon el dizir se konsola.
A los sántos del syelo demando
ke ayuden mi pensada,
vos arrogo en ezte momento
ke vo a kontar mi estorya,
m´arefreshken la mimoria
i aklaren mi entyendimiento.
Vengan sántos mirakolozos
todos vengan en mi ayuda,
ke la lingua se me anyuda
i se me truva la vizta,
ke me asista demando al Dió
en una okasion tan ruda.
muntchos cantadores vide yo
kon famas ganadas bien,
i ke dospues de merkadas
non las keren suztentar,
parese ke sin lagrar
kanseryas son sus partidas.
Ma de ande otro crioyo pasa
Martín Fierro a de pasar,
nada lo aze fuyir,
ni los fantasmas lo aspantan
i de ande todos kantan,
mi kante desho yo.
Kantando m´e de murir
kantando me an d´enterar
i cantando e de yegar
del bendicho Dió al pie,
de la tripa de mi madre
al mundo a kantar vini yo.
Ke non se me aturve la lingua
ni me manken las avlas,
el kantar mi gloria lavra
i metiendome a kantar,
kantando me an de enkontrar
maike la tierra se avra.
Me asento en el plan de un basho
a kantar un agrumento.
Komo si chuflara el viyento
tiritar las yervas ago yo.
Kon oros, kupas i bastos,
djuegan ayi mis pensadas.
Kantor meldado non so yo
ma si me porto a kantar,
non tengo kuando akavar
i kantando me abolto viesho .
Las coplas me van vrotando
komo água del manantial.
VERSIÓN ORIGINAL
Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela
Pido a los santos del cielo
que ayuden mi pensamiento:
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia
me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.
Vengan santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
que la lengua se me añuda
y se me turba la vista;
pido a mi Dios que me asista
en una ocasión tan ruda.
Yo he visto muchos cantores,
con famas bien otenidas
y que después de adquiridas
no las quieren sustentar:
parece que sin largar
se cansaron en partidas
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular,
ni las fantasmas lo espantan
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar.
Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre;
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.
Que no se trabe mi lengua
ni que me falte la palabra;
el cantar mi gloria labra
y, poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.
Me siento en el plan de un bajo
a cantar un argumento;
como si soplara el viento
hago tiritar los pastos.
Con oros, copas y bastos
juega allí mi pensamiento.
Yo no soy cantor letrao
mas si me pongo a cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando:
las coplas me van brotando
como agua de manantial.
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