Un reciente informe hablaba de una preocupante situación: Israel estaría a punto de quedarse sin la arena del Neguev debido a que los contratistas para la construcción habían estado mandando enormes camiones que volvían cargados de arena para ser utilizada en la producción de concreto.
Si bien Israel tiene una gran extensión desértica, los sitios de los cuales se podía extraer arena sin dañar el medioambiente ya se están agotando. Según Raaman Boral, ex asesor del Ministerio de Medioambiente, de proseguir esta situación, en 50 años más podría perderse toda la arena existente.
El robo de arena no es un problema nuevo. Según las estadísticas oficiales, el año pasado hubo 100 casos de robo de arena a nivel nacional, si bien muchos no fueron reportados y tampoco existen cifras sobre la cantidad de arena robada.
La Administración de Arena de Israel, una agencia gubernamental que maneja toda la cuestión de la arena en Israel, decidió que en el presente año comenzaría a vender un tercio de las arenas pertenecientes a las dunas de Samar, en el Valle de Aravá, en el Neguev, para proyectos de construcción en Eilat.
Sin embargo, un experto de primera línea en el tema de dunas en Israel, Jaim Tzohar, quien es profesor de geografía en la Universidad Ben Gurion en el Neguev, afirmó que: "Samar es una de las pocas dunas en el mundo que existen en un área tan árida y que está cubierta por vegetación. Asimismo, está habitada por animales cuyo habitat es la arena y que sólo pueden sobrevivir en ese clima. Ese habitat va a ser destruido". Tzohar considera que Israel debería buscar soluciones de largo plazo, una de las cuales sería comprar arena a Egipto, que cuenta con grandes extensiones en el Sinaí.
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