Según cuentan los miembros de la Sinagoga Ortodoxa Shaarei Tzion, los judíos de Costa Rica llegaron allí después de la Primera Guerra Mundial. Un zapatero de la ciudad polaca de Zelechow realizó este viaje a ese hermoso, próspero y estable país. Como no hablaba el español, empezó a usar un lenguaje de signos y se convirtió en mercachifle. Posteriormente abrió un negocio de reparación de calzado y trajo a su amada desde Polonia a la capital del país, San José. Poco después, todos los judíos de su pueblo empacaron sus cosas y lo siguieron. En la década que siguió, otros 500 judíos de Zelechow llegaron allí.
Mucha gente del lugar los llamaba polacos, y hasta hoy, los términos judío y polaco se usan, popularmente, en forma indistinta.
Sin conocer el idioma, los primeros judíos que llegaron se hicieron pequeños comerciantes, mercachifles que ofrecían su mercadería a crédito a las clases más bajas. Así fue como hicieron su aporte a la nueva tierra en un modo de comercio que hasta la fecha se denomina polaquear.
La mayoría de los judíos se establecieron en San José, una ciudad de aproximadamente 400.000 habitantes, que es el centro económico, político y social de Costa Rica.
Entre 3.000 y 4.000 judíos consideran a San José su hogar. Recientemente llegaron otros más procedente s de Colombia, Argentina y Venezuela, incrementando el número de judíos del país.
En la actualidad, los turistas que llegan no se detienen mucho tiempo en la capital sino que se dirigen rápidamente a las zonas más protegidas desde el punto de vista medioambiental, tales como playas, bosques y áreas volcánicas preservadas naturalmente; esta es la tierra que inventó el eco-turismo.
Puerto Limon es un punto de detención de muchos cruceros, como por ejemplo los de la línea Holland América. El autor de este artículo participó de uno de esos cruceros, y tratándose de alguien que nació y vivió siempre en la ciudad, disfrutó de la flora y la fauna locales, incluyendo a los amenazantes cocodrilos, los simpáticos monos y las huidizas iguanas, que en algunos casos pueden alcanzar más de un metro de largo, así como de numerosas variedades de pájaros.
La vida judía religiosa en Costa Rica se desarrolla en torno a Shaarei Tzion, del Centro Israelita Sionista de Costa Rica, una sinagoga ortodoxa nueva, de moderno diseño, con capacidad para 1.000 personas, ubicada en la Carretera Pavas. El edificio cuenta con actividades para mayores y jóvenes. El autor asistió a un servicio de kidush, y quedó asombrado por los ricos alimentos que ofrecieron luego del mismo, que incluían arroz y habas, cholent, berenjenas, ensalada de palta, herring, atún, ensalada de repollo, e incluso kishke.
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