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Si se le preguntara a la mayoría de las personas sobre la posible existencia de alguna conexión específica entre los judíos y la reciente masacre masiva de 20 niños de escuela primaria y de seis miembros del equipo que conduce el Sandy Hook Elementary School de Newtown, en Connecticut, probablemente responderían: “Noah Pozner”, una de las víctimas que contaba con sólo seis años de edad.
Existe, sin embargo, otra conexión judía –o al menos una imaginaria-, con dicha matanza. Incluso mientras se preparaban los funerales de los inocentes asesinados, los sitios web Neo-nazis comenzaron a afirmar –sobre la exclusiva base de la afiebrada imaginación de sus operadores y con un horrible deseo de que su pensamiento fuera real-, que Adam Lanza, el asesino masivo, era judío.
O que al menos, según opinión de los blogueros, fuera medio judío (aunque no quedaba claro de que modo surgía la maldad de esa mitad).
Uno de esos sitios web agregaban alguna evidencia: El nombre “Adam”, según explicaban, es exclusivamente empleado por judíos. (¡Qué desinformados estábamos ante Adam Smith y Adam Clayton Powell, entre otros!)
Un sitio web iraní, Qosdna.com, se unió prontamente al despreciable coro, agregando la acusación de que la notoriamente autocensurada prensa occidental, que no había dicho una sola palabra sobre la presunta ascendencia judía del Sr. Lanza, había conspirado en forma activa para ocultarla. El artículo tenía un título revelador: “Las raíces comunes entre Palestina y los crímenes de Sandy Hook”.
Un segundo artículo se centró en los pedidos posteriores al crímen para que haya un control de armamentos explicando cómo los “Rabinos Judíos” de Norteamérica temen que exista una ola de ataques contra sus hermanos judíos a causa de las acciones de Israel. Dicho artículo llevaba por título “El lobby sionista por el Plan de Control de Armamentos para los EE.UU.”
Semejantes fantasías encendidas de odio presentadas como un hecho (aceptado también por millones de personas ignorantes o malévolas de algunas partes del mundo, incluidas las mentes obtusas de nuestro país) alarmaron a muchos judíos, y al respecto, también a muchos no judíos no infectados por el virus del antisemitismo.
Para mí, sin embargo, ellas son también una fuente de orgullo, e incluso me producen una sonrisa hechicera en mi corazón, si bien no en mi rostro. Porque ellas ilustran la exclusividad de los judíos. El hecho de que el Pueblo Judío sea el “elegido”, no es por cierto una justificación para mirar con altivez –o, D”s no permita- para despreciar a los otros. La Torá enseña que toda la humanidad es creada a imagen de D”s, y cuenta con un maravilloso potencial. Ser elegido, aquí significa ser encomendado para servir de ejemplo a los demás respecto a una vida al servicio de la Divinidad. (A veces lo logramos; otras, lamentablemente no).
Y no obstante, hay intrigantes indicaciones respecto a que los judíos son algo…diferentes. El salvaje e inexplicable odio de los otros hacia nosotros es uno: los judíos introdujeron el monoteísmo y la moral en el mundo; la desproporcionada abundancia de contribuciones judías a la sociedad ha sido motivo de interrogantes en observadores tan diversos como Mark Twain, Bob Dylan y Ann Landers. Y sin embargo,de manera inconfundible, nosotros somos odiados en cada uno de los períodos de la historia o de los acontecimientos, dado que las mentes malignas pueden armar una conjura convirtiendo en “motivo” a cualquier cosa que vuele por el aire.
¿Qué otro grupo étnico o religioso ha merecido una nota especial del “Equipo de Google”, que busca información sobre el mismo (en este caso, sobre la palabra “Judío”), aclarando que “podrían haberse demostrado resultados muy perturbadores”, y afirmando que “los puntos de vista expresados por los sitios en dichos resultados no están de manera alguna respaldados por Google?”.
Ser odiado no resulta placentero, pero sin embargo puede servir como reafirmación (especialmente teniendo en cuenta quiénes tienden a ser los que nos odian).
Recientemente asistimos también a la pérdida de un hombre especial, el Senador Daniel Inouye, de Hawai. Yo recuerdo su tranquilo pero poderoso reconocimiento hacia un grupo de Agudat Israel de Washington por el modo en que él había escuchado por primera vez algo acerca de los judíos en el año 1945. El estaba atravesando por un proceso de rehabilitación en un hospital militar de Nueva Jersey, luego de haber perdido un brazo mientras luchaba en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Otro soldado herido que se encontraba en el hospital mencionó haber ayudado a liberar un campo de concentración, y describió lo que allí había visto. El Sr. Inouye preguntó qué habían hecho los prisioneros para merecer ser hambreados, gaseados, apilados como leños y cremados en hornos.
La respuesta del soldado, recordaba el Sr. Inouye, “cambió mi vida”. El hombre explicó que los prisioneros eran judíos, y le dijo “Como tú sabrás, Dan, a la gente no les gusta los judíos”.
Al Sr. Inouye le asombraba la idea de que un pueblo pudiera ser tan odiado, no por algo que hubiera hecho sino simplemente por su pertenencia a un pueblo. Y luego de hacer una investigación histórica y de encontrarse con incontables judíos, él se convirtió en un admirador de por vida y en amigo del pueblo judío, así como en un infatigable defensor de Israel en el Senado hasta el día de su muerte.
Estas han sido unas pocas semanas muy tristes.
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