El Rabino Iosef Wallis, director de Arajim, estuvo recientemente en España para rezar un Kadish por su antepasado, Rafael, el último judío que fue quemado en la hoguera. Una vez allí, él encontró la mejor manera de honrar la memoria de este kadosh, brindándoles a cientos de conversos la oportunidad de retornar a sus raíces judías. Cada vez que Rabi Iosef Wallis se acerca a un grupo de judíos asimilados y los desafía a explorar en sus raíces, es una ocasión especial. Pero su reciente intervención en Mayorca, España, estuvo llena de sentido, ya que fue una excelente oportunidad para hacer retornar al judaísmo a los conversos y al mismo tiempo para reivindicar a su antepasado Rafael Wallis, quien fuera el último judío español que fue quemado en la hoguera por observar secretamente su fe. “Cuando le hablé al grupo, les dije: yo nunca ni en mis sueños más recónditos pensé que alguna vez iba a venir a la isla de Mayorca...Pero mis raíces provienen de esta isla. Mi tatara-tatara abuelo fue conducido a la muerte porque quería vivir como judío, y a partir de entonces mis ancestros han atravesado pogroms y el Holocausto por ser judíos. Yo estoy ante ustedes en mi condición de sobreviviente de todas estas ordalías históricas, como un símbolo de que todos los judíos son sobrevivientes”. El evento, que reunió a decenas de chuetas (descendientes de judíos obligados a convertirse al cristianismo), fue llevado a cabo en el Auditorio Catherine Valls, que lleva ese nombre en homenaje a uno de los antepasados de Rabi Wallis que había sido un escritor dramaturgo. Estuvo organizado por Arajim, cuyo director es el rabino Iosef Wallis, con el fin de corregir un vergonzozo error histórico y hacer retornar al judaísmo a muchos judíos que ni siquiera estaban enterados de que eran judíos. “Entre ustedes hay quienes provienen de las mismas raíces que yo”, dijo a la multitud Rabi Wallis. “El pueblo judío es responsable, cada uno, del otro; y nosotros estamos acá para que nuestros hermanos judíos puedan regresar al sitio al que pertenecen. De esto se trata este evento especial: de la supervivencia y de la responsabilidad mutua”. Durante muchos años, el propio Rabi Wallis desconocía el vínculo con sus ancestros. Nacido en Israel, hijo de sobrevivientes del Holocausto, fue criado en Nueva York donde cuando estaba a punto de ser enviado a Vietnam en su servicio militar, fue en su lugar enviado a estudiar ingeniería. Entonces regresó a Israel, donde sirvió durante cinco años como oficial en la Fuerza Aérea Israelí. Fue en Israel donde se volvió religioso –haciendo el primer seminario lanzado por Arajim – y comenzó a preguntarle a su padre, un sobreviviente polaco del Holocausto que había pasado por Auschwitz y Dachau, sobre el pasado de su familia. “Yo estaba haciendo el árbol genealógico familiar y mi padre me confesó que habíamos tenido un Jumash en la familia en cuyas páginas interiores figuraban los nombres de los padres e hijos de nuestra familia desde los tiempos de la Inquisición en España”, recuerda Rabi Wallis. “Esa era una práctica muy común en la cual el sefer debía ser pasado de padres a hijos; asimismo, al lado de cada nombre aparecía la fecha y el lugar del fallecimiento. El Jumash de nuestra familia se había perdido cuando mi padre fue llevado a Auschwitz, pero él recordaba el primer nombre de la lista: Rafael Wallis, quien había sido quemado en la hoguera en España”. Aunque la Inquisición española tuvo lugar formalmente entre los siglos XIV y XVI, la persecución de los judíos y conversos continuó durante 200 años más. A comienzos del siglo XVII algunos conversos que habían huído hacia Portugal comenzaron a regresar a España huyendo de la persecución de la Inquisición Portuguesa. En 1691 tres judíos fueron quemados en la hoguera, incluyendo al antepasado del rabino Wallis. RabiWallis se enteró de estos detalles hace pocos años atrás, en ocasión del 500º. Aniversario de la Expulsión de España, cuando se les permitió a los investigadores el acceso a los archivos estatales de España. A través de diversos medios periodísticos de Israel, él descubrió que su antepasado había sido el último judío quemado en la hoguera. A raíz de ese descubrimiento, él se embarcó rumbo a Mayorca y se encontró con que la historia era mucho más amplia que la de su propia saga familiar. “Nosotros descubrimos que había un numeroso grupo de descendientes de conversos que habían sido recluídos en la isla de Mayorca”, recuerda el rabino, “en principio ellos son judíos aunque vivan como cristianos, dado que la iglesia católica nunca los aceptó completamente con sus rangos y nunca les permitió casarse regularmente como cristianos”. Obviamente, antes de enviar un equipo de Arajim a Mayorca, él tenía que cerciorarse de cuál era el status halájico de sus residentes. “Nosotros llevamos al Beit Din del Rav Karelitz de Bnei Brak a la isla y ellos investigaron el tema a fondo”, dijo el Rabi Wallis. “Su psak fue que nosotros debíamos atraerlos de vuelta hacia el judaísmo bajo la guía del Beit Din, a fin de evitar cualquier tipo de dudas y para asegurarnos de que todo iba a hacerse de acuerdo con la Halajá”. Irónicamente, la iglesia católica les hizo un favor a estos judíos al segregarlos en una isla solitaria y asegurarse que no se casaran con cristianos, según explica el rabino Wallis. “La iglesia hizo la mayor parte del trabajo por nosotros –ellos no querían ‘contaminar’ la sangre cristiana permitiendo casamientos con judíos. Otro hecho que fue de ayuda para nosotros fue que las personas llevaban dos apellidos –el del padre y el de la madre-, y nosotros pudimos ver que esos apellidos provenían de la lista que la iglesia les daba a los judíos. Por lo tanto pudimos saber que sus madres eran judías”. “Nosotros estamos en contacto con unas 100 personas en Mayorca y estamos haciendo un trabajo de seguimiento a través de Shavei Israel, el grupo que se especializa en identificar comunidades de judíos perdidos”, aclara Rabi Wallis. Buscar la verdad es un legado que Rabi Wallis prosigue haciendo con orgullo.
|
|
|