Cincuenta o sesenta años atrás, nuestros ancestros llegaron de Europa, y las viejas generaciones conservaban un real Shabos. Pero los niños nacidos acá, en su mayoría, sólo aparecían para la cena del Viernes por la noche y después se iban corriendo al cine con sus amigos. Y en poco tiempo más se había perdido casi todo lo relativo al Shabat y muy poco de eso fue transmitido a sus propios hijos. Y cuando los de la vieja tradición trataban de transmitirles a los jóvenes el verdadero valor del Shabat, ellos ni siquiera podían encotrar las palabras porque los más jóvenes les decían a sus mayores en forma condescendiente: “Seguro, Abuela, ya lo entendí. Lo del encendido de velas y todo lo demás, es muy lindo para ti. Ustedes vienen del viejo país…”. Pero no lo veían como algo viable para ellos. Ellos formaban parte de la nueva era y pensaban que sabían mucho más que conservar un antiguo Shabat en los EE.UU. de los años 1950. De igual modo, los niños de nuestros días miran a la gente como yo y se sonríen entre ellos diciendo: “Seguro, madre, la ropa que usas y que pensas que te queda bien…mmmhh…están bien para VOS. Pero ahora las cosas cambiaron”. Y tampoco hay forma de contestarles. Ellos pertenecen a una nueva época y piensan que saben todo mejor. La Torá es eterna y eventualmente cada uno retorna de algún modo. Tal vez no en esta generación, tal vez en la próxima generación, tal vez por medio del amor, tal vez, jas ve shalom por medio de la opresión. Pero esta no es la primera vez que toda una generación está desorientada y carece de líderes y está ciega sobre algo que es de importancia vital. Esta no es la primera vez que el pueblo judío se ha salido del camino; es sólo un paso nuevo hacia el mismo viejo destino: la Asimilación. Si tú miras la historia te darás cuenta de que simplemente está volviendo a suceder eso que sucedió muchas veces antes. La Abuela de 1950 se había quedado sin palabras para decirles a sus hijos nacidos en América que conservaran un real Shabat y que respetaran sus valores. Y tampoco tengo yo palabras en estos momentos. Mis hijas y nietas conocen todas las halajot, pero ellas creen que lo saben todo mejor que yo. El problema es una pérdida de contacto con la realidad y una sobrestimación de la propia capacidad para tomar decisiones. Hashem, yo se que Tú tienes que hacer que ellos vuelvan corriendo hacia Ti; yo se que ellos tienen que perder su soberbia. Por favor, Hashem, hazlo con amabilidad.
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