En la sede del Museo del Holocausto-Shoá de la ciudad de Buenos Aires se conmemoró el pasado 9 de noviembre, al mediodía, el 74° aniversario de la Kristallnacht (La noche de los cristales rotos) el progrom orquestado y ejecutado por los nazis durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 en todo el territorio que gobernaban: Alemania, Austria y los Sudetes como represalia al asesinato, ejecutado por un joven judío, de un funcionario de tercera categoría que prestaba servicios en la embajada alemana de París. Este acto conmemorativo fue organizado en conjunto por el Museo del Holocausto-Shoá de Buenos Aires, la DAIA y B’nai Brith de Argentina, y durante su transcurso el presidente del Museo, Alejandro Desoretz, se dirigió a los presentes realizando un corto resumen de los hechos que le precedieron, lo ocurrido esa noche, que incluyó el asesinato de unos 400 judíos, la detención de otros 30.000 que fueron llevados a campos de concentración, el incendio y la destrucción de más de 1.500 sinagogas e instituciones comunitarias judías, y la destrucción de unos 8.000 negocios propiedad de judíos. Julio Schlosser, vicepresidente de la DAIA, a cargo de la presidencia por encontrarse Aldo Donzis fuera del país, fue el siguiente orador, destacando la necesidad de profundizar el estudio de la Shoá, en especial en las instituciones educativas secundarias, para lo cual se debe lograr que los ministerios de educación de cada una de las provincias, como ya lo tiene establecido el de la provincia de Buenos Aires, otorgue puntaje a los docentes que participan de cursos de perfeccionamiento que se dictan en la Argentina sobre la Shoá, pues “No podemos enseñar Shoá sin buenos profesores”, para finalmente comprometerse que “A que la Shoá sea una cuestión de estado, a no olvidar y acompañar a todos los sobrevivientes que hoy son la palabra y los testigos reales de aquel Holocausto, que todavía está en nuestros corazones”. Santiago Kuperwajs, vicepresidente de B’nai B´rith expresó, entre otros conceptos “Han pasado 74 años del trágico suceso. Pienso que nuestra generación tiene el deber de trasmitir a las siguientes generaciones la obligación de grabaren la memoria de estos hechos. Es un aporte esencial para sostener la lucha por la defensa de valores sagrados del judaísmo, y para que estos episodios no vuelvan a repetirse”. Durante el acto se encendieron 6 veles en homenaje a los 6.000.000 de judíos exterminados por la maquinaria nazi, y al finalizar el mismo se entonó “Kel Male Rajamín” y el Kadish de duelo, cantándose a continuación el Himno de los Prtizanos.
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