Los movimientos juveniles comunitarios efectuaron el domingo 4 de noviembre, un acto en homenaje a la memoria de Itzjak Rabín z’l, al cumplirse el 17º aniversario del atentado que trucó la vida del primer ministro israelí. Luego de lectura del texto pronunciado por Itzjak Rabín al recibir el Premio Nobel de la Paz; la proyección de un video sobre momentos cruciales de su accionar como militar y político, la embajadora del Estado de Israel, Dorit Shavit; el presidente de la OSA, Víctor Chama; y los representantes de la Agencia Judía y la Organización Sionista Munidal, Claudio Manaker y Láaro (Lalo) Slepoy respectivamente, prendieron una vela en memoria de Itzjak Rabín z’l y se recitó el Kadish. Solo hubo dos oradores. El primero fue Jack Hodari, mazkir (secretario) del Consejo Juvenil Sionista Argentino, quien se refirió al legado del primer ministro israelí asesinado y a que las diferencias ideológicas no pueden prevalecer sobre los derechos humanos. Seguidamente la embajadora israelí, Dorit Shavit, luego de contar una experiencia personal relacionada con Itzjak Rabín, sostuvo “Estamos conmemorando el 17° aniversario del asesinato de Itzjak Rabín z’l, como en años anteriores. También hoy el trauma nacional que provocó su asesinato no se ha visto aminorado. La sociedad israelí sigue de cerca las lecciones y las consecuencias de este terrible suceso, especialmente por ser una sociedad compuesta por un tejido cultural que contiene dentro de sí una multitud de voces y opiniones encontradas. La búsqueda de la paz forma parte del legado de Rabín junto a otros valores, como ha expresado el actual Primer Ministro de Israel, Biniamín Netanyahu, tolerancia y libertad de expresión. El debate libre, el derecho de cada uno a tener sus convicciones, sus creencias y sus posiciones – obviamente dentro de límites legítimos – son valores primordiales de la democracia. Unidad no significa conformidad. Democracia viva significa la capacidad para mantener debates políticos sin perder el denominador común democrático”.
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