La Voz Judía


La Voz Judía
Amor incondicional

En un Motzaei Shabat recientemente, miles de reservistas del ejército junto con simpatizantes llevaron a cabo una manifestación en las calles de Tel Aviv pidiendo que se terminen las excepciones para el llamado a servicio de los estudiantes de ieshivá. Algunos llevaban pancartas con toscas caricaturas de un hombre con barba y pe’ot; otros portaban carteles con leyendas ofensivas.
Puede resultar tentador catalogarlos como enemigos de la Torá o como individuos deseosos de destruir nuestro modo sagrado de vida y concluir que nuestra única opción es llevar adelante una guera inexorable contra ellos.
Sin embargo, semejante consideración no sólo es contraproducente sino que además es errada.
Y es porque estos hombres y mujeres no son nuestros enemigos: son nuestros hermanos. La vasta mayoría de los hombres y mujeres que se reunieron en Tel Aviv son tinokim shenishbu, preciosas almas judías que no por culpa de ellos nunca tuvieron la suerte de estar verdaderamente expuestos a una vida de Torá y mitzvot. Nunca tuvieron la suerte de experimentar un verdadero Shabat en sus vidas y nunca tuvieron la suerte de ser bendecidos con una completa inmersión en una sugya. Y pese a que aparentemente estudiaron algo de Judaísmo en la escuela, ellos no saben casi nada sobre su gloriosa herencia y se sienten distanciados de su Yidishkeit. Su enojo proviene, no de un odio profundamente enraizado, sino de una impresionante ignorancia.
¿Hay alguna duda de que ellos se niegan a aceptar el precepto de que el estudio de la Torá sirve como protección para todos los residentes de Eretz Israel? Todo lo que una mentalidad secular puede captar que mientras ellos exponen literalmente sus vidas en las tensas fronteras con Siria y Líbano, los judíos de sombrero negro pasan sus días en ieshivot seguras de Ierushalaim o de Bnei Brak.
Entre los manifestantes había familiares y amigos de los más de 20.000 soldados muertos en combate durante los últimos 64 años, y algunos de ellos estaban particularmente dolidos de que mientras sus seres queridos ofrendaron sus vidas, otros tratan de evitar servir junto con ellos en el ejército. ¿Acaso podemos condenarlos por pensar de esta manera?
Los Judíos de la Torá que están en la Tierra Santa, siguiendo los pasos y el liderazgo de Guedolei Israel, harán todo lo posible para tratar de proteger y asegurar el estudio ininterrumpido de la Torá. Pero esto no autoriza a que los jaredim de Eretz Israel evadan su responsabilidad hacia sus hermanos no religiosos. Tampoco absuelve a quienes nos encontramos en la Diáspora de nuestra obligación hacia los judíos seculares en todo el mundo. Kol Israel Arevim Ze Bazé no se refiere solamente a nuestro vecino de edificio o a algún primo segundo que nos cae bien. Ese concepto incluye también incluso a aquellos que hacen vidas diametralmente opuestas a la nuestra.
Cuando rezamos por la reconstrucción de Beit HaMikdash que fuera destruido por sin’at jinam también pensamos que es un momento auspicioso para luchar por ahavat jinam. Es tiempo de aminorar la retórica; es tiempo de comunicación en lugar de confrontación. Es tiempo para que nosotros trabajemos sobre nuestros propios sentimientos hacia nuestros hermanos seculares, y en tanto que nuestros corazones se llenen de amor hacia ellos, sus sentimientos hacia nosotros invariablemente también cambiarán.
Y tanto como resulta claro para nosotros que los valores centrales de nuestra Torá no son negociables, también debemos aclararles a ellos que nosotros no los vemos como nuestros adversarios sino como a hermanos amados.
En un reportaje realizado tiempo atrás declaró el Rabino Noaj Weinberg zt”l refiriéndose a la situación del movimiento de kiruv:
“Baruj Hashem, hay mucha gente que está intentando y hacen un trabajo maravilloso. Pero no creo que sea suficiente…Si estuvieron matando a 100.000 judíos, nosotros deberíamos descubrir con qué armas lo hicieron. Deberíamos darnos cuenta de que todos tienen algo que hacer; debemos tener un plan sobre qué hacer.
“Ustedes deben saber que estamos perdiendo. Incluso con el movimiento de teshuvá, estamos perdiendo más judíos de los que estamos ganando. Estamos perdiendo judíos a través de los matrimonios mixtos, los apikorsus, los cultos. Nos están robando a nuestros niños. Es terrible.
“Debemos despertar del sueño gigantesco; necesitamos gente adecuada para organizarlo. Todo judío frum que esté en contacto con judíos seculares –en los negocios, en un transporte público- ¡hable con ellos! ¡Ustedes deben hablar con ellos!”
Harav Weinberg hizo todo lo posible para salvar la mayor cantidad posible de judíos. ¿Puede el resto de nosotros mirarse al espejo y decir lo mismo?
Hay muchas formas diferentes de lograrlo, a través de organizaciones de kiruv que reciban más fondos y más voluntarios.
El día llegará en que nuestros ancestros nos digan: Tu hermano estuvo en un grave peligro, el estaba en un desesperante estado de deshidratación y de inanición espiritual. ¿Qué hiciste para ayudarlo?¿Qué hiciste para salvarlo?
¿Estamos preparados para responder a esta pregunta?

 

La Tribuna Judía 71

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