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Un grupo de instituciones techo involucradas en las relaciones entre Judíos y Cristianos, conjuntamente con la Anti-Defamation League (Liga Antidifamación) publicaron recientemente declaraciones en las que critican duramente al Rabino Hershel Schajter –el respetado posek (autoridad halájica), Rosh Ieshivá y Rosh Kollel del Seminario Teológico Rabino Isaac Eljanan, de la Yeshiva University de Nueva York.
En un dvar Torá publicado en la web, Rabi Schejter había denunciado la actividad misionera en Eretz Israel y los esfuerzos de algunos rabinos ordenados por la Ortodoxia para dar a conocer los reclamos del Catolicismo por tener “un pacto de conexión” con Eretz Israel.
En su transcurso él destaca cuán negativa era la “respuesta oficial del Catolicismo” al movimiento sionista, y en qué medida la posición del Vaticano en nuestros días es que Jerusalem debería ser una “ciudad internacional”. Además, él subraya que Rav Iosef Dov Soloveitchik, zt”l, se oponía vigorosamente al establecimiento de vínculos religiosos con el clero cristiano; y cuán “vergonzoso” resulta que algunos que se llaman a sí mismos discípulos de “el Rav” hayan hecho a un lado o no representen auténticamente sus dichos.
Rabi Schajter –en las palabras del New York Jewish Week- es reconocido como “un destacado discípulo” de Rab Soloveitchik, a quien el diario considera “una figura prominente de la Ortodoxia del Siglo XX en los EE.UU.”.
Fue en una reciente edición de ese semanario Judío donde se informó que el Consejo Central de Relaciones Judeo-Cristianas, un grupo dedicado a “alentar el entendimiento entre judíos y cristianos”, había puesto de manifiesto el “lenguaje inflamado” de Rabi Schejter así como sus “evidentes errores”.
El Consejo afirmó que el objetivo del “intercambio iterreligioso” en la actualidad no es el de “astraer a los judíos hacia el bautismo”, sino más bien el de ayudar a los cristianos a “comprender el Judaísmo de nuestros días”; y que “desde 1967 el Vaticano no ha reclamado la internalización de Jerusalem”.
No obstante, de hecho, mientras ha existido un gran progreso a lo largo del tiempo entre la posición del Vaticano respecto a Israel (surgida en gran medida a partir de realidades palpables que ya no pueden ser más ignoradas), el Vaticano nunca le ha concedido a Israel la soberanía sobre Jerusalem. Hace muy poco tiempo, en el mes de Junio pasado, el Vaticano a duras penas reconoció que un acuerdo económico que estaba negociando con Israel respecto a propiedades de la Iglesia en Jerusalem, no debía ser considerado como un mero reconocimiento “de facto” de la anexión por parte de Israel de Jerusalem Oriental.
Abraham Foxman, el director nacional de la Anti-Defamation League, también criticó al Rabino Schejter del cual afirmó que “parece no saber nada respecto a la situación actual de las relaciones entre judíos y cristianos”.
Sin embargo, esa declaración es sujeto de diferentes interpretaciones. No cabe duda de que la Iglesia ha hecho positivos avances a lo largo de los años, entre los cuales el más notable fue la innovadora declaración Nostra Aetate, del año 1965, en la cual repudia el antisemitismo. Si bien existen de hecho esfuerzos por parte del Catolicismo, como así también los hay en el Protestantismo, para “tener una llegada” a los Judíos, esto no se ve. Pero el “diálogo interreligioso”, si bien cuenta con la adhesión de algunos destacados rabinos ortodoxos, ha sido considerada extralimitada por todas las autoridades ampliamente aceptadas de rabinos ortodoxos, entre ellos por el Rabino Soloveitchik. Y Rabi Schejter es alguien absolutamente calificado para ofrecer sus opiniones como guía en tales cuestiones.
No queda claro cómo surgió esta controversia. Aunque no resulta imposible, es poco probable que tanto el Consejo de Centros de Relaciones Judeo-Cristianas como Abe Forxman, sean seguidores regulares de los divrei Torá del Rabino Schejter. ¿Será acaso que el Jewish Week (el único medio en el cual esa “historia” fue cubierta), a través de un escrito tipeado por un informante anónimo, decidió acercarse de modo activo a los dos grupos? Una cosa es cierta: esta no es la primera vez que ese diario intenta hacer objeto de vilipendios a Rabi Schejter.
En 2008 ese periódico informó que Rabi Schejter había hecho –y luego se había disculpado por ello- un señalamiento considerado fuera de lugar acerca de una inimaginable renuncia por parte del gobierno israelí del control sobre Jerusalem, y lo había culpado por semejante acción. Y en un shiur del año 2004, referido al permiso halájico para que una mujer lea la ketuvá en un casamiento judío, fue criticado por el periódico por invocar una metáfora talmúdica que alude a una acción de alguien que carece de consecuencias halájicas. El dijo que la lectura de la ketuvá también podría ser llevada a cabo “por un mono”. El editor del Jewish Week dijo que las palabras del Rosh Ieshivá “parecían querer comparar a las mujeres a los animales”.
En un editorial de 2008, el editor opinó que “a pesar de las ´modernas’ credenciales (del Rabino Schejter), muchos piensan que en su temperamento y en sus puntos de vista él está más estrechamente alineado con el mundo de Ieshivá más tradicional”, traicionando así lo que el editor contempla como la escencia de una Ieshivá Universitaria.
El verdadero tema aquí puede no ser el estado de las relaciones Judeo-Cristianas, sino, lamentablemente, el de las relaciones Judeo-Judías.
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