En la parashá de esta semana encontramos que D'os le reveló a Moshé Rabenu y a su alumno y continuador Iehoshua Bin Nun, una síntesis de lo que en definitiva ocurrió con nuestro pueblo a lo largo de su historia. D'os, Quien está por encima del tiempo y el espacio, les develó a ellos lo que ocurriría en el futuro: "Le dijo D'os a Moshé: He aquí que tu reposarás con tus antepasados, y se levantará este pueblo y se prostituirá en pos de los dioses de los extraños de la tierra - que él irá allí en medio de ellos - y Me abandonará y romperá Mi pacto que he concertado con él. Y Me enojaré con él en ese día, y los abandonaré, y ocultaré Mi rostro de ellos y se convertirá en presa, y los encontrarán muchas cosas malas y sufrimientos, y dirá en ese día: 'Por cuanto que D'os no está conmigo es que me ocurrieron estas cosas malas'" (31:16-17). D'os le dijo a Moshé que después de su fallecimiento, en un momento determinado de la historia, el pueblo de Israel se alejará de D'os y de Su Torá, llegando a cometer incluso el grave pecado de la idolatría. Entonces, D'os se enojará con el pueblo de Israel abandonándolos. La Torá dice que D'os "ocultará Su Rostro" de ellos, y como consecuencia lógica, nuestro pueblo desgraciadamente sufrirá muchas calamidades, ya que no puede haber bendición donde la Presencia Divina no se encuentra. Sin embargo, la Torá nos asegura que después de mucho sufrir, nuestro pueblo finalmente entenderá por qué es que le ocurrió todo eso: "y dirá en ese día: 'Por cuanto que D'os no está conmigo es que me ocurrieron estas cosas malas'". El pueblo de Israel finalmente comprenderá que no todo es casualidad y que el mundo tiene Alguien que lo dirige. Profundizando en el entendimiento de estos versículos, encontramos que hay algo extraño en ellos pues el versículo 17 comienza diciendo que como consecuencia de nuestras malas acciones habrán "muchas cosas malas y sufrimientos", pero al finalizar el versículo la Torá dice: "y dirá en ese día: 'Por cuanto que D'os no está conmigo es que me ocurrieron estas cosas malas'". Las "cosas malas y sufrimientos" ahora se convirtieron en "cosas malas" solamente. ¿A dónde se fueron aquellos "sufrimientos"? Esta pregunta la formula el Rav Eliézer Man Shaj en la introducción a su libro "Abí Ezrí" - escrita en la ciudad de Jerusalem el año 1948, cuando la sagrada ciudad estaba siendo bombardeada por los ejércitos de los árabes. Para responder, el Rav Shaj nos explica que cuando a la persona le ocurre algo malo, él no sólo siente el dolor por la cosa mala en sí, sino que muchas veces él también se auto-tortura con preguntas que parten de la impotencia, como ser: "¿Por qué me pasó esto justo a mí?" o "¿Qué hice yo para merecer esto?". Desgraciadamente, en la mayoría de las personas, preguntas de esta índole no son más que un grito de dolor y desahogo, y están distantes de ser una expresión de reflexión y toma de conciencia, como debería ser. Y así explica el Rav Shaj las palabras de nuestro versículo: "y los encontrarán muchas cosas malas y sufrimientos" - las cosas malas son las cosas malas en sí, es decir, las calamidades mismas; mientras que los sufrimientos son las consecuencias de esas cosas malas, es decir, todo el sentimiento de dolor que viene por las calamidades mismas. Este sentimiento de sufrimiento invade a la persona que carece de una verdadera fe en D'os. Pero alguien que es temeroso de D'os y cree completamente en que D'os supervisa y dirige Su mundo decidiendo todo lo que en él ocurre, para esa persona, las cosas malas no se convierten además en sufrimientos, sino que quedan objetivamente en la categoría de calamidades. Y así sentía el rey David que dijo: "Aunque vaya por valles de tinieblas no temeré pues Tu estarás conmigo, Tu vara y Tu bastón serán mi consuelo" (Salmos 23). Puede ser que de vez en cuando nos merezcamos algún golpe-recordatorio (vara), pero eso siempre viene acompañado de una enseñanza y una esperanza que nos ayudará a seguir (bastón). Es por eso que el versículo termina diciendo: "y dirá en ese día: 'Por cuanto que D'os no está conmigo es que me ocurrieron estas cosas malas'" - de momento que la persona comprende que todo lo que le sucedió es porque D'os no estaba con él a causa de sus malas acciones, entonces automáticamente se anulan esos sufrimientos, y él se queda solamente con esas cosas malas. Esta bella enseñanza del Rav Shaj debe servirnos en todos los momentos y todas las situaciones de nuestras vidas. Preguntas como: "¿Por qué me pasó esto justo a mí?" o "¿Qué hice yo para merecer esto?", no deben ser señales de rendición e impotencia sino un sincero reflejo de querer entender lo que nos pasa para mejorar y cambiar. Entonces, no sólo dejarán de existir los sufrimientos sino también las cosas malas. Amén.
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