Al cumplirse un año del fallecimiento de don Calman Salomón Eliscovich z’l, en el cementerio judío de Berazategui, donde descansan sus restos, se llevó a cabo la ceremonia de inaugurar el correspondiente monumento. Una mlutitud acompañó a su esposa, Celina y demás amigos que se hicieron presentes, en esos momentos como expresión de su homenaje a quien fuera un ser humano excepcional y solidario askan comunitario. Nacido en una de las colonias judías de la provincia de Buenos Aires, la de Coronel Suárez, no sólo nunca dejo de mencionar su origen, sino que permanentemente colaboraba con la comunidad judía suarence a fin de que esa y las que la rodeaban pudieran continuar cumpliendo con sus tareas pese a la notable disminución de sus integrantes. Profesional de las Ciencias Económicas, se radico en Buenos Aires y contrajo enlace con Celina conformando una familia judía identificada con su raigambre, a la vez que comenzó a activar y ayudar en diversas instituciones comunitarias, entre ellas el Jerut primero y el Likud después pues don Calman estaba identificado con el sionismo revisionista de Zeev Javotinsky y Menajen Beguin. Pero a diferencia de otros dirigentes, siempre mantuvo lo que se denomina “un bajo perfil”, es decir que colaboraba y ayudaba tratando de mantener el anonimato, o por lo menos que su accionar no se difundiera en los medios comunitarios. Una de las tareas en las que más se involucró fue el mejoramiento en todo sentido del cementerio de la AMIA ubicado en la ciudad de Berazategui, donde por propia decisión fue sepultado al fallecer. Don Calman Salomón Eliscovich z’l no era un judío observante, sino lo que en nuestra comunidad se denominaba, hasta hace unas décadas, “un judío tradicionalista”, y como tal concurría en los Iamim Noraim y algunos jaguim al Galitzianer Shil, el tradicional Beit Hakneset de la calle José E. Uriburú al doscientos, del que también era un asiduo colaborador, al igual que con otras instituciones raigales locales. Golpeado duramente en los últimos años de su vida, no por ello dejó de colaborar con la comunidad, sino que redobló sus esfuerzos para hacerlo, sobreponiéndose - dentro de los posible – al dolor para continuar prestando su ayuda solidaria a todo aquel que se lo requería, sea una institución o un judío en particular.
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