En su libro “Yo duermo en la habitación de Hitler: un judío americano visita Alemania”, Tuvia Tenenbom da testimonio sobre los seis meses de viaje que realizó por Alemania entrevistando a distintos ciudadanos y explorando sus puntos de vista sobre los judíos y sobre el creciente mundo de círculos neonazis.
Luego de recorrer en seis meses unas 40 ciudades en Alemania, el escritor Tenenbom sacó como conclusión de esas entrevistas que la mayoría de los alemanes, conciente o inconcientemente, todavía conservan sentimientos antisemitas. Además, en un país donde el sistema legal condena a prisión a quienes nieguen el Holocausto, Tenenbom descubre que existen en la actualidad clubes de neonazis que niegan el Holocausto y que llaman a matar a todos los judíos.
En un capítulo del libro titulado “Del Centro de Entretenimientos del Campo de Concentración de Buchenwald a una Manifestación en Contra de Israel”, Tenenbom relata una conversación que mantuvo con un actor alemán.
“Lo que les hicimos a los judíos en la Segund Guerra Mundial es horrible; esos judíos eran buena gente y no debimos enviarlos nunca a Auschwitz. Pero ¿los judíos de hoy en día? ¡Hay que mandarlos a todos a Auschwitz!”
Tenenbom es director artístico del Teatro Judío de Nueva York y es columnista del periódico alemán más influyente, Die Zeit. Un editor alemán de nombre Rowohlt le encomendó escribir el libro. Durante su viaje, Tenenbom descubrió lo que describe como “una interesante obsesión con los judíos” en los alemanes, conjuntamente con la existencia de Neonazis, cuya voluntad de matar judíos la consideran “un remedio para todos los males de la sociedad”.
“La peor parte de esto”, le contó Tenenbom al diario israelí Haaretz, “es que después de meses de oir cosas tan malas acerca de los judíos –como que “son ladrones por naturaleza”, o “asesinos por naturaleza”, o que “tienen el hábito de mentir”, etc.- yo empecé a sentirme tan mal por ser judío que sentía que estaba “sucio”. Era un sentimiento horrible”.
Tenenbom dijo haber encontrado esta “obsesión” con los judíos en casi todos los sitios adonde iba, ya se tratara de librerías, o en paneles de discusión pública, en los medios, en los cafés y en los hogares. “Ellos sabían todo lo que los israelíes les habían hecho a los palestinos; pero no sabían nada acerca de ningún otro conflicto en el mundo. Ellos viven el conflicto palestino-israelí como si estuvieran personalmente involucrados”.
Esto se reflejaba también en una sensación de culpa todavía aparente entre los alemanes que no estaban directamente relacionados con el Holocausto.
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