El diario British Daily Mail informó que recientemente se permitió a fiscales en Alemania tener acceso a archivos secretos en Brasil y en Chile referidos a los criminales de guerra del Tercer Reich que huyeron hacia Sudamérica después de terminada la segunda guerra mundial. De los 9.000 criminales que huyeron , unos 5.000 se dirigieron a la Argentina; entre 1.500 y 2.000 terminaron en Brasil; entre 500 y 1.000 se establecieron en Chile y el resto huyó hacia Paraguay y Uruguay.
Estas cifras no incluyen a unos cuantos cientos más que buscaron refugio en regímenes de Oriente Medio.
Dichos criminales de guerra incluían croatas, ucranianos, rusos y otros provenientes de países de Europa Occidental que colaboraron con la maquinaria genocida de los nazis.
Los archivos también mostraron que durante la guerra, el Presidente Juan Perón de Argentina vendió 10.000 pasaportes argentinos en blanco a la organización ODESSA- que tenía como función proteger a los hombres que habían pertenecido a las SS en caso de ser derrotados en la guerra.
Kurt Schrimm, de 62 años, es el director de la oficina central de criminales de guerra en Alemania, y pertenece al equipo legal que tiene acceso a dichos archivos. El declaró que “estos documentos proporcionan los datos más relevantes que hemos tenido en muchos años”.
Adolf Eichmann y Josef Menguele se refugiaron en Argentina; Walter Rauff, un alto oficial de las SS que inventó los “Camiones de la muerte”, se dirigió hacia Chile, donde falleció en el año 1984 en la ciudad de Santiago. Paul Schaeffer, un líder de las Juventudes Hitlerianas, quien había llegado a Chile en el año 1960, falleció en 2010.
Schrimm aspira a que la montaña de documentos puedan ayudar a descubrir a fugitivos que aún viven, aunque cada día que pasa hace que esta posibilidad sea menor.
Desde su llegada a Sudamérica, el Sr. Schrimm ha investigado en los informes del Archivo Histórico de Rio de Janeiro, donde son conservados los documentos de inmigración.
Ellos prueban que unos 20.000 alemanes se establecieron en Brasil entre los años 1945 y 1959; muchos de ellos usaron nombres falsos. Un patrón común descubierto muestra que los criminales llegaron primero solos al país con pasaportes de la Cruz Roja Internacional, y más tarde mandaron llamar a sus familiares. Ochocientos altos funcionarios de las SS y del estado nazi entraron a la Argentina de la misma manera.
Los archivos muestran que el punto de contacto para muchos de esos criminales de guerra fue el Obispo alemán Alois Hudal, sacerdote confesor de la comunidad católica alemana en Roma.
Los investigadores esperan que los archivos arrojen evidencia cruzada sobre los servicios secretos de Chile y Brasil detallando los nombres de los agentes de inteligencia que ayudaron a los criminales de guerra nazis.
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