Quizás una de las más grandes tragedias humanas es cuando la persona que ha vivido una vida buena y recta se desvía hacia el mal en los últimos días de su vida. El Talmud cuenta la historia de un gran respetado Cohen Gadol, quien sirvió al pueblo judío por décadas. Trágicamente, al final de su vida, él llegó a negar la verdad de D’os y la Torá. A causa de esto, el Talmud aconseja que “toda persona debe arrepentirse de sus pecados el día anterior a su muerte”.
Obviamente, puesto que nadie sabe cuándo será el día de su muerte, el Talmud recomienda que la persona se haga un momento cada día para reflexionar sobre sus acciones. De hecho, los judíos recitamos un rezo tres veces por día pidiendo a D’os que nos ayude a reparar nuestros errores.
Muchos personajes religiosos han acentuado la importancia de “morir una buena muerte”. Un ejemplo hermoso lo encontramos en la porción semanal, Pinejás.
En la parashá, D’os le dice a Moshé que se prepare para morir. Moshé - sorprendentemente - no le pide que le alargue la vida. En lugar de eso, su inmediata respuesta es pedirle a D’os que le asegure que el pueblo judío será bendecido con un buen líder.
Él rezó para que la nación no quede como “un rebaño sin pastor”. La dedicación de Moshé al pueblo era tan grande que él sólo estaba preocupado por el bienestar del pueblo - incluso cuando se enfrentaba a su propia muerte.
Los comentaristas señalan la manera inusual en la cual Moshé se dirige a D’os. Moshé se refirió al “D’os de los Espíritus”, una apelación que muy raramente se usa en la tradición judía. Rashí explica que “los espíritus” a los que se refirió son las almas de los israelitas.
Moshé estaba aludiendo al aspecto de D’os que es sensible a las necesidades de cada individuo. Este es el Nombre de D’os que Moshé invocó cuando rezó para que el nuevo líder de Israel se encargase de cada uno y uno de los judíos del pueblo.
Tanto en la vida como en la muerte, Moshé mostró que él estaba totalmente unido con su pueblo. Este concernimiento genuino por cada individuo se ha convertido en el sello de distinción del liderazgo judío a través de los siglos.
El Talmud en particular, recalca que un líder debe entender cómo cada uno tiene su visión particular de la realidad. El líder tiene que poder elevarse por sobre todas las trivialidades - y convertirse en el paraguas que acompaña y protege a todos.
Moshé era un experto en esto. De hecho, la kabalá (el misticismo judío) habla de este punto declarando que “cada judío tiene un poco de Moshé dentro de él”.
El Shlá, un gran místico y comentarista bíblico, explicó que sólo el Mashiaj va a igualarse a Moshé en su compasión y entendimiento por cada judío. Que tengamos el mérito de ese liderazgo, pronto en nuestros días.
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