El terror sembrado en Sevilla se difundió por toda España y Portugal y destruyó más de setenta comunidades judías, matando a cerca de 50.000 judíos. Muchos de los sobrevivientes fueron bautizados a la fuerza.
El año 1492, en el que los judíos (o lo que quedaba de ellos) fueron expulsados de España, es muy conocido. Sin embargo, la remoción de los judíos no fue un acto espontáneo del arrebato del rey, sino la culminación de más de dos siglos de paulatina y progresiva declinación, hasta llegar a aquel triste fin.
En el siglo XIII, cuando la reconquista de España por parte de los cristianos ya era prácticamente completa, y los reinos de la península (León-Castilla, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia) ya se habían establecido, llegó un punto de inflexión:
habiendo desaparecido el miedo a los moros, los cristianos ya no necesitaban de los judíos. Y aunque muchos judíos permanecieron en posiciones de poder político y económico, aquí y allá, comenzaron a ser promulgadas restricciones en su contra.
Durante aquella época se sucedieron grandes cambios en el mapa judío de Europa.
A fines del siglo XIII y principios del siglo XIV, la expulsión de judíos de distintos países se convirtió en un hecho común, y los judíos iban emigrando continuamente de Francia y de Provenza, a la relativa comodidad y seguridad de España.
En 1290, los judíos fueron desterrados de Inglaterra por Eduardo I. Entre 1298 y 1299, terribles pogromos barrieron Alemania, y casi todas las comunidades judías en Baviara fueron aniquiladas. Finalmente, fueron expulsados de toda Francia por Felipe IV (el hermoso), y luego también de muchas partes de Provenza en 1306. Así, la España cristiana se convirtió en hogar de un gran número de judíos ashkenazim.
Rav Shlomó ben Aderet (Rashb”a)
Rashb”a estudió con Rav Ioná de Gerona y Ramba”n. Después de desempeñarse unos años como financista, fue llamado por la comunidad de Barcelona para servir como rabino, cargo que ocupó durante más de cuarenta años, hasta su muerte.
Las consultas solían serle enviadas desde Eretz Israel, Italia, Portugal, Francia, Alemania, África del Norte, y por supuesto de todas partes de España. Su responsa, tal vez la más extensa de todas las autoridades de aquella época, eran concisas y “al grano”. Cubren todos los aspectos del judaísmo, incluyendo explicaciones de los pasajes difíciles de entender en la Torá, Agadá y el Talmud. Esta responsa luego ha sido frecuentemente citada en obras posteriores, incluyendo Tur y Shuljan Aruj, y tienen un gran peso en la decisión final halájica (o sea, la aplicación práctica de la norma religiosa en la vida cotidiana).
El Rashb”a fue reconocido como líder de la judeidad española y máxima autoridad halájica de su generación, por casi todas las comunidades judías del mundo. Su penetrante comentario al Talmud, fue el resultado de sus Shiurim, que pronunciaba en la Ieshivá que dirigía. Sus Jidushim (Novellae), que siguen el método de estudio de los Tosafot, son muy populares y un texto básico para cualquier estudioso serio del Talmud.
Rashb”a ejerció una gran influencia en todas las cuestiones concernientes a las comunidades judías de hasta tierras lejanas, y se consultó su opinión en todas las cuestiones importantes.
En su época volvió a estallar una gran polémica sobre el Moré Nevujim del Ramba”m. Rashb”a siempre defendió el honor del Ramba”m. Sin embargo, aunque no fue un oponente de la filosofía misma, al mismo tiempo temía que la excesiva dedicación al tema, devendría en el abandono del estudio de la Torá y podría llegar a llevar a algunos judíos a apartarse de la interpretación verdadera de la Agadá, que debe ajustarse a la Hashkafá (perspectiva) de la Torá.
Del mismo modo, se opuso firmemente al concepto filosófico-racionalista del judaísmo que entonces prevalecía en algunas partes de España y Provenza. En 1305, junto con su Bet Din en Barcelona, emitió un edicto de excomunión sobre todos los que estudien filosofía y ciencias antes de llegar a la edad de veinticinco años. Las obras de Ramba”m, sin embargo, fueron excluidas de la prohibición, como así también el estudio de la medicina con fines profesionales.
Asimismo, se pronunció en contra de los exégetas racionalistas de la Torá y los que interpretaban la Agadá de una manera filosófica (contraria a la tradición), afirmando p. ej., que las doce tribus tan sólo representaban los signos del zodíaco.
Si bien el Rashb”a mismo - como muchos de los sabios de talla contemporáneos a él – ya era un profundo estudioso de la Cabalá, un fenómeno histórico aconteció durante su vida.
El sabio Rav Moshé, oriundo de León, se ganaba la vida como escriba copiando manuscritos antiguos. Fue así que descubrió y publicó el Zohar, el libro principal de la Cábala, compilada por el Taná (autor de Mishnaiot) Rabí Shimón bar Iojai. Rav Moshé también escribió sus propias obras: Sefer haRimón, que trata sobre las razones de los mandamientos. En HaNefesh HaJojmá o Sefer HaMishkal, discute la naturaleza Di-vina del alma y su castigo, y la resurrección de los muertos, y protesta contra la prevaleciente vinculación del judaísmo con la filosofía. También fue autor del libro Shekel HaKodesh.
El Zohar se difundió en muy poco tiempo en el resto de Europa y en el Norte de África, dando un nuevo empuje al estudio de la Cabalá.
Fue así que como consecuencia de ello, el Rashb”a tuvo que lidiar contra la creciente influencia de Rav Avraham Abulafia, quien, alegando estar informado a través del estudio de la Cabalá, predijo la inminente llegada del Mashíaj. La comunidad de Messina, Italia, donde estaba predicando Abulafia, consultó al Rashb”a si debería seguirlo, o no. Rashb”a se opuso a Abulafia y a sus seguidores y condenó las interpretaciones de la doctrina cabalística.
Rashb”a también respaldó la concreción de la traducción al hebreo del comentario sobre la Mishná del Ramba”m (del original en árabe).
Y como era común en la época, también debió mantener un debate con un notable erudito cristiano, y escribió una refutación a las acusaciones de Raymund Martini, un monje dominico de Barcelona, quien había publicado una obra que interpretaba erradamente ciertos pasajes del Talmud y el Midrash. Asimismo, compuso un tratado para refutar las acusaciones de un erudito musulmán de una generación anterior.
Algunas de las otras obras que legó son Torat HaBait sobre las leyes dietéticas y Sha’ar HaMaim, que trata de las leyes de la Mikve. Entre sus discípulos destacados estuvieron Ritv”a, Rav Shem Tov ibn Gaón, y Rav Bajié ben Asher.
Rav Yom Tov Ibn Asevilli (Ritv”a)
Discípulo de Rashb”a y Ra’á, el Ritv”a de Sevilla fue una autoridad halájica, talmudista, cabalista, y filósofo, que dejó un vasto legado de escritos.
Su muy conocido comentario sobre el Talmud, que cubre la mayor parte de las Guemarot, combina tanto la interpretación como el análisis simple en el estilo de los Tosafot. Sigue la discusión talmúdica con una sinopsis de las interpretaciones de Rash”i, Tosafot, Ri”f, Rashb”a, Ra’á y Ramba”n, lo que hace su trabajo de forma concisa, un compendio legible de los comentarios talmúdicos principales
Rabeinu Bajié (Bejai) ben Asher
A pesar de vivir en la pobreza y la privación, Rabeinu Bajié, un alumno de Rashb”a, se dedicó al estudio y la difusión de la Torá.
Su comentario enciclopédico sobre la Torá, Midrash Rabeinu Bajié, es tan popular que ha sido objeto, a su vez, de al menos diez comentarios y se ha reimpreso no menos de veinte veces. Cada Sidrá (porción semanal) es precedida por una introducción ética basada en un versículo de Mishlei (Proverbios) en el que el autor se explaya, por lo general de acuerdo a los escritos de Rabeinu Ioná de Gerona.
Rabeiunu Bajié emplea cuatro tipos de interpretaciones: el significado llano, generalmente siguiendo a Rash”i, Rabeinu Jananel, y Rav Avraham Ibn Ezra; la exégesis del Midrash; la exégesis filosófica que demuestra cómo las ciencias y la filosofía contenidas en la Torá, tomando de las obras de Rabeinu Bajié ibn Pakuda y Ramba”m; y la exégesis cabalística, tomada en su mayoría de Ramba”n y el Zohar, que él denomina Midrash.
Rabeiunu Bajié también escribió Kad HaKemaj sobre la ética, la importancia de la creencia y la confianza en el Creador, y la observancia de los mandamientos.
ENTRE ENRIQUE Y PEDRO
A causa de las maquinaciones de los cortesanos judíos, la población judía en Castilla se vio envuelta en la guerra civil entre Pedro (“el cruel”) y Enrique II, ambos hijos de Alfonso XI (“el justiciero”), fueron pretendientes al trono.
Los judíos eran leales a Pedro y miles encontraron la muerte durante la guerra. Puesto que los judíos constituyeron el apoyo principal de Pedro, el grito de batalla de Enrique era que iba a “recuperar Castilla de los judíos”. Dondequiera que iba, planteaba la cuestión judía, y sus ejércitos participaban regularmente en los pogromos como parte de su estrategia militar y política.
A pesar que Pedro tuvo éxito en el intento inicial de evitar ser destronado por su hermano e incluso pudo salvar a muchas comunidades judías de la destrucción, la marea de la batalla finalmente se volvió en su contra. Cuando finalmente Enrique salió victorioso en 1369, la fortuna política de los judíos comenzó a caer en constante declive.
FERRAN MARTINEZ
En 1378 apareció en escena un sacerdote que predicaba violentamente en contra de los judíos. Inicialmente los judíos no lo tomaron en serio, pensando que no tendría efecto en la población, que no le prestaría atención.
En 1390, el rey Juan I murió, dejando el trono a su hijo de once años. El período siguiente de agitación y anarquía, fue utilizado por Martínez para concretar sus metas.
En diciembre de 1390 encendió la pasión pública en sus sermones y logró que las autoridades locales de Sevilla clausuren muchas sinagogas, bajo pretexto que habían sido instauradas sin el permiso correspondiente.
En marzo, durante las festividades cristianas, Martinez volvió a la carga y su sermón provocó un nuevo pogrom contra los judíos locales de Sevilla. La turba fue controlada por la policía, pero persistió el espíritu anárquico. Finalmente, en junio de 1391, el odio acumulado explotó con una fuerza devastadora y una crueldad incalificable. El terror sembrado en Sevilla se difundió por toda España y Portugal y destruyó más de setenta comunidades judías, matando a cerca de 50.000 judíos. Muchos de los sobrevivientes fueron bautizados a la fuerza.
Muchos judíos emigraron en masa, entre ellos algunos de los más grandes eruditos, incluyendo Rivas”h y Rav Shimón Duran.
El destino de los judíos españoles se selló con las persecuciones de 1391. Los excesos de aquel año legitimizaron la violencia que organizó Ferrán Martinez en su contra y permitió que siguiera así durante las próximas décadas. A fines de 1412, otro año de pogromos terribles, la España judía ya estaba en ruinas.
Durante estas dos décadas de destrucción, ocurrió un fenómeno nunca visto en la historia judía. El espíritu de un sector de las masas judías, flaqueó.
Ante la terrible intimidación y violencia, decenas de miles de judíos se desmoralizaron y desilusionaron de seguir manteniéndose como pueblo. Sucumbieron y se convirtieron al cristianismo. Inexplicablemente, esta ola de conversiones afectó a toda clase de judíos, ricos y pobres, eruditos e ignorantes, señeros y comunes. Incluso muchos rabinos y líderes comunales, los escribas y responsables de las Ieshivot desertaron. En un giro terrible del destino, muchos de estos apóstatas crecieron en la jerarquía de la Iglesia y se convirtieron en perseguidores de su propio pueblo.
Los “nuevos cristianos”, o “conversos”, se vieron desbordados por su nueva vida. Inicialmente, muchos - si no la mayoría - sentían que su conversión era una farsa, y trataron de mantener su condición de judíos, sus costumbres y tradiciones. Se veían como judíos en todo - menos en el nombre. Los judíos los llamaban “Anusim” (que fueron forzados a convertirse). Los españoles los llamaban marranos, un término peyorativo que significa “cerdo”.
Estaban bajo constante escrutinio por parte de las autoridades y vivían en una neblina de inseguridad y duda, siendo progresivamente cada vez más cristianos. En último término, igualmente sufrieron bajo la peor barbarie perpetrada por la inquisición.
Para los cientos de miles de judíos españoles que permanecieron fieles a D”s, la vida se tornó muy limitada en materia de derechos y oportunidades. Una gran parte de los judíos españoles, acostumbrados a una vida de abundancia, poder y lujo, cayó en la pobreza. Fue así que los judíos de España fueron obligados a abandonar la tierra que había sido su hogar durante casi ocho siglos. Paulatinamente fueron yendo a Italia, el norte de África y Turquía, e incluso a países más lejanos, tales como Alemania, Polonia y Lituania. Trataron de mantenerse fieles y orgullosos en su costumbre sefardí, pero España ya no era su casa.
Rav Iosef Iaavetz, uno de los exiliados de España, admitió que en España existían muchas Ieshivot, incluso hasta el momento de la expulsión, pero reveló el hecho de que a menudo los alumnos abandonaban sus estudios de Torá para dedicar su tiempo a los estudios seculares, especialmente la filosofía. Incluso entre aquellos que sí aprendían Torá, el aprendizaje a menudo no era “lishmá” (por su propio fin desinteresado), sino para la estimulación intelectual.
Por eso, cuando finalmente fueron desafiados con la prueba más difícil, precisamente los que vivían en la fe sencilla fueron quienes aceptaron el destino de la muerte “al Kidush Hashem” y se negaron a la conversión.
Por desgracia, precisamente los que fueron más “sabios” - pero habían estado expuestos a la filosofía avanzada - a menudo no respondieron ante el desafío como D”s esperaba de ellos.
Asimismo, España simboliza el “Nisaión haOsher” (la prueba de la prosperidad). Los judíos habían ascendido en riqueza y poder como jamás lo habían logrado previamente en ningún país del exilio. Sentían que estaban aceptados por la sociedad y esto les brindó una falsa seguridad.
Una vez acostumbrados al confort, lujo y comodidad que ofrecía su status, a muchos les fue difícil sostenerse ante las presiones de elegir entre su patrimonio y la fe que se les imponía por parte de los gobernantes.
Y aun en esta situación deplorable, la inmensa mayoría de ellos no sucumbieron y nos legaron su valentía y ejemplo, y famosos Rabanim que dejaron sus enseñanzas que estudiamos hasta hoy, como los nietos del Ros”h, los alumnos del Ra”n, del Rivas”h y del Rashbat”z y Don Itzjak Abarbanel.
Rabeinu Nisim (Ra”n)
Halajista y comentarista del Talmud. Como rabino de Barcelona, Ra”n estuvo encarcelado un tiempo por el gobierno junto con otras figuras comunales, bajo acusaciones falsas, y más tarde fueron liberados sanos y salvos. La principal autoridad rabínica de su época, Rav Nisim recibía consultas de Francia, Italia, África, e incluso Eretz Israel.
Ra”n es famoso por su extenso comentario sobre el Sefer haHalajot del Ri”f que se publica junto muchos de los tratados de la Guemará.
Entre sus cuantiosos comentarios sobre el Talmud, el de Nedarim aparece en el folio del Talmud.
Ra”n también dejó su huella en el estudio de la Hashkafá (cosmovisión) judía. Su colección de homilías, conocido como Drashot haRa”n, es una exposición clásica de los fundamentos de la religión judía. En ella, Ra”n sintetiza los enfoques de Ramba”m, Ramba”n, Ralba”g y otros grandes pensadores anteriores a él.
En muchos casos, ofrece su enfoque original a las preguntas profundas.
Muchos gigantes del pensamiento judío posteriores al Ra”n, tales como Rav Jisdai Crescas, Rav Iosef Albo y Rav Itzjak Abarbanel utilizaron sus Drashot como base para sus propios sistemas filosóficos.
Ra”n se abstuvo de participar en el estudio de la Cábala. A una edad avanzada, Ra”n comenzó a escribir su comentario Torá, que presenta una explicación racional que combina el significado claro con la elaboración del Talmud.
Rav Itzjak ben Sheshes Perfet (Rivas”h)
Rav Itzjak estudió con Rav HaKohen Peretz y el Ra”n.
A pesar que fue reconocido por su erudición a una edad temprana y participó activamente en los asuntos comunitarios, Rav Itzjak se ganaba la vida como comerciante.
En 1367 también él fue arrestado y encarcelado bajo cargos falsos junto a su hermano, su maestro, el Ra”n, y su colega, el Rav Jisdai Crescas.
Tras su liberación, aceptó el cargo de rabino de Zaragoza. Finalmente, se trasladó a Valencia, donde dirigió una Ieshivá.
Durante las matanzas generalizadas de 1391, el Rivas”h huyó a Argel, en el norte de África, donde nuevamente fue nombrado rabino.
Sin embargo, aun allí, se perturbó su paz. Otro refugiado español, que se había asentado en Argel antes de la llegada de Rivas”h, aspiraba a convertirse en el líder de la comunidad. Hostigaba al Rivas”h mediante la emisión de decisiones halájicas opuestas. Aunque la comunidad le imploró al Rivas”h una y otra vez que dicte la excomunión al insolente, el humilde y moderado rabino se negó.
Más tarde, cuando llegó un barco desde Mallorca con cuarenta y cinco marranos, el adversario del Rivas”h pidió al gobernador de Argel que impida la entrada del buque a los puertos para evitar la entrada de más refugiados. Esta vez, y frente a esta amenaza en contra de sus hermanos, el Rivas”h ya no podía permanecer en silencio y excomulgó a los que creaban tales agresiones fraternales.
Reconocido como la principal autoridad rabínica de su época, la opinión Rivas”h, tal como se encuentra en su responsa, pesa mucho en las decisiones halájicas. A partir de estas responsa, es evidente que Rivas”h también estaba bien familiarizado con la filosofía, aunque se opuso fuertemente a criterio de Aristóteles y también se resistió al estudio de la Cábala.
Su memoria era venerada durante muchos años por judíos de Argelia, que hacían peregrinaciones anuales a su tumba en el día de su aniversario.
(continuará)
|
|
|