Los rastros de las mariposas pueden ayudar a la absorción de rayos solares
El Dr. Tonxiang Fan y su equipo, de la Universidad de Jiao Tong en Shangai, China, han venido estudiando durante largo tiempo las alas de las mariposas de las especies Troides aeacus y Papilo helenus, tratando de descubrir por qué razón estas criaturas son un fenómeno en la generación de calor de la radiación solar.
Sus resultados fueron presentados en el American Chemical Society, durante su Encuentro y Exposición Nacional número 243.
El color negro genera energía que produce calor de un modo mucho más eficiente que cualquier otro color. En particular, las mariposas negras cuentan con un tipo de pigmento llamado melanina que genera calor para permitirles sobrellevar la falta de calor en su metabolismo durante las temporadas de frio.
La melanina es también escencial para los seres humanos aunque no de igual manera: los niveles más oscuros de melanina nos ayudan a proteger nuestra piel de los daños solares.
Lo interesante con estas mariposas es que la estructura de sus alas también contribuyen a la generación de calor.
Empleando microscopios electrónicos, los ivestigadores de Shangai pudieron identificar diferentes formas en las alas de estas mariposas que no sólo facilitan la mayor absorción del calor sino también el menor reflejo de la luz.
Lo que se espera con esta investigación es que pueda ayudar en el desarrollo de algunos tipos de tecnología solar. No es la primera vez que la observación de los rasgos de los animales ha conducido a nuevos descubrimientos en la ciencia y a mejores tecnologías, por supuesto –basta con sólo mirar las similitudes entre la forma de un aeroplano y un pájaro, por poner uno de los ejemplos más prominentes de la biomimética.
Los descubrimientos del equipo de investigadores pueden ayudarnos a mejorar las condiciones de cualquier tipo de tecnología que se basa en la luz solar como fuente generadora de calor. Muchos adelantos han tenido lugar en los últimos años en dicha tecnología, como por ejemplo los sistemas térmicos solares que aprovechan el calor solar, pero ninguno de ellos ha tenido bases biológicas (al menos ninguno conocido).
No caben dudas de que los colectores de rayos solares pueden beneficiar a la humanidad, que es precisamente en lo que se centra el trabajo de este equipo, pero ¿quién puede saber si la investigación será empleada algún día para aumentar el calor solar de modo pasivo en situaciones hogareñas o como una parte integrante de las vestimentas en lugares de frío polar?.
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