Hace escasos 45 días que se editó el quinto libro de Jaime M. Jacubovich, un azkan que con algo más de 90 años, titulado “Mi Legado”, que ha dedicado a la memoria de su hijo, el abogado y escribano Abel Rubén Jacubovich A`H, fallecido el 21 de diciembre del 2010.
Quienes conocen la hombría de bien y la voluntad de ayudar tanto a los miembros de la comunidad judía como de la sociedad argentina, de su apego al judaísmo y su amor al Estado de Israel, de Jaime M. Jacubovich, observaran que este libro - a diferencia de sus cuatro anteriores – tiene un claro mensaje, el de despedirse de sus lectores.
Amenizado con notas explicativas históricas y algunas letras de tangos, “Mi Legado” es de muy fácil lectura, pero profundo y con mensajes destinados a expresar su profundo dolor por ser un padre que debió enterrar a un hijo, y quien nunca pudo saber la mala disposición de uno de sus hermanos hacía él.
No dudamos que la explicación brindada por Jacubovich sobre el sentido de su quinto libro es mucho más concreta que la que podríamos escribir, que en ella afirma “Tango más de 90 años. A veces se me cruza por la mente si los he vivido binen, si estoy arrepentido o si estoy alegre de haberlo hecho. Y creo, señores, que, al igual que todo el mundo, tengo cosas de qué arrepentirme y ya no tienen solución y otras de las que estoy muy orgulloso. Y es parte de mi naturaleza: ser un hombre, el mejor hombre posible.
Jacubovich nos plantea, en este libro, un dilema existencial: cómo lograr que los jóvenes de la comunidad judía continúen siéndolo pese a los avatares de la vida. La entrega de becas a alumnos de la red escolar judía becas que se destacan en el estudio del idioma hebreo.
Pero esa ayuda, que en muchos casos es estrictamente privada.
Pero como dijimos más arriba, su solidaridad con el careciente no está dirigida solo para los miembros de la Comunidad, sino también a otros estamentos de la sociedad de Argentina. Prueba de ello ha sido la entrega de ayudas que efectuó el pasado 20 de mayo, que incluyeron al Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez; al colegio Don Bosco; a la Fundación Pardes; al Hospital de Pediatría Garraham; AMIA; Gran Templo de la calle Paso; Escuela Talpiot; Escuela Hamakom Shelí (mi lugar) al Beit Jabad de Palermo y a Akim.
El acto correspondiente se llevó a cabo en la Sala de Sesiones de la Comisión Directiva de la AMIA, institución que como bien explico su secretario general, Dr. Julio Schlosser, no tiene nada que ver en que instituciones – ONG son elegidas, tarea que le corresponde a don Jaime, sino que solo brindó el lugar y la logística para la realización del acto de entrega.
“Jaime M. Jacubovich es una persona que sabe recibir y sabe dar, y no hablo de dinero, sino de los valores judío y el amor a la humanidad”, fueron las palabras con las que el embajador del Estado de Israel, Daniel Gazit, definió al autor de “Mi Legado”, poniendo en muy pocas palabras el sentir de quienes lo conocemos.
Según explica en el libro que estamos comentando y en cada conversación que participa, Jacubovich desea fervientemente volver a viajar al Estado de Israel, con la finalidad de recorrer por última vez las callejuelas de Jerusalem, estar en el Kotel; pasear por Tel Aviv y otras importantes centros urbanos israelíes y volver a encontrarse con sus amigos allí radicados, en especial quienes fueron embajadores israelíes den Buenos Aires y algunas otras capitales latinoamericanas. Pero sus médicos no se lo aconsejan; TRIBUNA JUDÏA, le desea que pueda cumplir su anhelo
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