La Voz Judía


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¿Sanciones o salir a los tiros?
Por Rabino Avi Shafran

No existe una sola persona cuerda sobre el planeta –al menos si consideramos a la maldad como locura- que no quiera que Iran sea forzada a abandonar sus ambiciones nucleares (o que se logre hacer que se evaporen por medio de alguna presión aérea).
Muchos judíos norteamericanos –principalmente los judíos ortodoxos entre ellos- creen que la opción militar es el único medio realista y que debería ser utilizado tan pronto como sea posible. En verdad, ayer mismo.
Es un pensamiento absolutamente comprensible. El presidente de Iran no guarda ningún secreto acerca de sus ambiciones de que exista un mundo sin Israel, ni tampoco acerca de los progresos hechos por su país en la producción de material nuclear. (No obstante lo cual él ha tratado de conservar celosamente el secreto respecto a los lugares donde se encuentran las instalaciones nucleares iraníes así como también en lo concerniente a sus nada pacíficos planes para el uranio que está enriqueciendo).
Muchos han hecho una cuestión de fe el considerar que las presiones económicas sobre Irán resultan absolutamente inútiles y que las negociaciones sólo servirán para que la “mullocracia” gane tiempo. No coincidir con ese razonamiento es apostasía.
Dentro de ese punto de vista, el apóstata número uno es el Presidente Obama. En efecto, él ha declarado en la reciente convención del Comité Americano de Asuntos Públicos de Israel en Washington, refiriéndose a Irán: “Yo no vacilaré en emplear la fuerza cuando sea necesario”. Pero, sin embargo, él está inclinado a darles a las sanciones sin precedentes que han sido aplicadas a Irán un poco más de tiempo para –es su deseo- convencer a los líderes del país para que juzguen la conveniencia de abandonar su “pacífico” programa nuclear.
El Primer Ministro de Israel Netanyahu no tiene tantos rodeos para poner el dedo en el gatillo. El ya insinuó que Israel puede considerar que es necesario realizar un movimiento militar sobre Irán mucho más rápido. Y el Sr. Obama está advertido de que Israel tiene el derecho de hacer aquello que juzgue que debe hacer.
Lo que parece haber surgido de la convención de AIPAC y de un encuentro privado entre los dos líderes, es que pese a las diferencias en los tiempos, esencialmente ambos están leyendo la misma página. El Sr. Obama declaró sin rodeos que él no tenía ninguna intención de esperar hasta que Irán consiga realmente tener armas nucleares.
Al respecto él anunció en ese encuentro: “Los líderes de Irán deberían saber que yo no tengo una política de contención. Yo tengo una política tendiente a evitar que Irán obtenga armamento nuclear”.
Los líderes israelíes –y no solamente las “palomas” como Shimon Peres sino también los “halcones” como el VicePrimer Ministro Silvan Shalom – quedaron impactados por las palabras de Obama. “Nosotros en Israel nunca habíamos escuchado un discurso de tanto respaldo”, declaró Shalom por radio.
Nuestra fantasía colectiva se regocija con la idea de que un día Irán despierte y humillado contemple la destrucción de su programa nuclear producto de una lluvia de explosivos lanzados por una bandada de aviones supersónicos arrojados contra cada uno de sus objetivos; y que luego otros países se alegren viendo a una población iraní agradecida que echa a sus líderes y crea una Primavera Persa.
Pero nosotros tenemos que considerar otro escenario también, en el cual un ataque no sea completamente efectivo y que Irán surja mucho más dispuesto a convertir en realidad sus malvadas intenciones; o incluso que aún cuando el ataque resulte exitoso, el mercado del petróleo se vea perjudicado y los americanos tengan que pagar mucho más caro el barril.
La mayoría de los norteamericanos apoya fuertemente a Israel en la actualidad. Pero de producirse –jas beshalom- un nuevo golpe a la economía teniendo como causa inmediata algunas acciones del estado judío, ¿seguirá ese apoyo siendo tan…inquebrantable?
Israel haría bien en esperar hasta que los EE.UU., con su armamento más sofisticado en atacar búnkers y sus bases aéreas en el Medio Oriente decida actuar conjuntamente con él. Eso haría más factible que un ataque haga verdaderamente retroceder muchos años atrás el programa nuclear iraní. Y aún cuando Israel decida actuar por su cuenta, existe la posibilidad de que los EE.UU. se sume a la misión. Eso podría resumirse de las palabras dichas por Obama respecto a que, cuando se trata de cuestiones de seguridad, los EE.UU. “siempre cuenta con el apoyo de Israel”- una frase generalmente empleada cuando uno de los actores ha tomado una iniciativa y el otro lo ayuda a que tenga éxito.
Uno se pregunta qué tienen para decir los líderes de la Torá en Eretz Israel respecto a atacar a Irán. A los políticos puede no interesarle en particular esa opinión; sin embargo deberían.
Hasta donde yo sé, el único Gadol baTorá que ha hablado públicamente sobre el tema hasta ahora ha sido el Rav Ovadia Yosef.
“No ataquen Irán”, declaró recientemente en una radio israelí. Y él exhortó a los oyentes a rezar y estudiar Torá, y dijo que “D”s salvará al Pueblo de Israel”.
El éxito final, en otras palabras, no está ni en las manos del Sr. Obama ni en las del Sr. Netanyahu, sino sólo en las nuestras.

 

La Tribuna Judía 64

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