La Voz Judía


La Voz Judía
En el centésimo aniversario del Kibutz sólo quedan 15 del estilo tradicional

El símbolo más conocido de Israel, el kibutz, ha cumplido cien años de su creación con una decadencia en su ideología socialista y con una población pequeña y con problemas.
En la búsqueda de un resurgimiento, el movimiento kibutziano ha abrazado decididamente las vías del capitalismo.
Los kibutzim se convirtieron en propiedades privadas y comercian con hombres de negocios occidentales y también han modificado sus diseños urbanos buscando construir casas donde alguna vez crecía el trigo y pastaban las vacas.
Con la reinvención del kibutz, la membresía se está reanimando, tanto con sangre nueva como con ex granjeros que huyeron de los límites de la vida comunitaria.
El kibutz Julda, en el centro de Israel, ha visto descender el número de sus miembros a casi la mitad de lo que tenía a comienzos de 1980.
Como muchos otros kibutzin, el Kibutz Julda ha cerrado su comedor comunitario. Los miembros de Julda ya no reciben derechos igualitarios sino que se les paga de acuerdo al tipo de trabajo que hacen, ganando los que tienen cargos directivos más que los simples trabajadores.
El kibutz Julda se sostiene en gran medida a través de los salarios que ganan los miembros que trabajan fuera del mismo, así como de la agricultura y del arrendamiento de tierras y alquiler de propiedades a gente externa al kibutz.
Y como los casi 36 kibutzim restantes está construyendo nuevos barrios para no miembros que desean gozar de los beneficios de la vida rural. Las casi 110 casas ya han sido vendidas, según el director del proyecto Itzik Guedalia. Las casas tienen unas dimensiones de aproximadamente el dobre de las clásicas casas del kibutz y mucho más grandes que la mayoría de los departamentos de los israelíes. Los residentes son propietarios de esas casas a diferencia de los kbutzniks, quienes siempre se rehusaron a la idea de la propiedad privada.
Dado que las tierras sobre las cuales se han construido los kibutzim son del estado, ellos no perciben comisiones por la venta de las casas. Sin embargo, Julda desea que la llegada de nuevas familias ayude a mantener vivas instituciones comunales tales como la escuela local, la clínica, la despensa, etc., dado que los no-miembros pagan para utilizarlos.
Actualmente hay unos 270 kibutzim en todo el país. Sus fábricas y granjas producen el 9% del total de la producción industrial de Israel (con un beneficio de $8 billones) y un 40% de su producción agrícola (con más de $1.7 millones).
El movimiento kibutziano fue único en los anales del socialismo ya que ninguna otra forma de colectivismo voluntario atrajo a tantos devotos. Su ideología socialista y sionista estaba basada en el principio de compartir las tareas agrarias, de compartir los ingresos, la comida y la habitación para los niños. Incluso las decisiones de vida individual –tales como elegir carrera universitaria- podían estar sujetas a voto.
Pero a través de los años la idea fue perdiendo su encanto de utopía. El patrón político del kibutz, el Partido Laborista, perdió la hegemonía económica y política que garantizaba el tratamiento favorito hacia el colectivismo.
Los kibutzim perdieron muchos millones de dólares durante la hiperinflación de la década de 1980, llevando a que muchos de ellos quebraran y forzándolos a tener que modificar su estilo de vida comunal.
Sin embargo algunos kibutzim están prosperando financieramente y unos 15 de ellos siguen en su totalidad el tradicional modelo comunal, de acuerdo al movimiento kibutziano.

 

La Tribuna Judía 64

Redacción y Administración: Lavalle 2168 Of. 37 ( C.P. 1051) de 15.30 a 18.00 Hs.
Tel.: 4953-7132 / Telefax.: 4961-0954

Tribuna Judía
Una voz que ahonda en las raices judías

Aparece quincenalmente
Director: Prof. Pedro E. Berim
Diseño y Diagramación: Luminaria Design

Propietario
Unión de Israel en la argentina (U.D.I.)

Registro Nacional de la Propiedad Intelectual #187.257