La abandonada estructura de ladrillos de color arena con la cúpula verde que está en Hamadan, corre peligro.
Luego de haber sorteado olas de hostilidad durante cinco siglos, en estos momentos necesita de un milagro Divino. Precisa un milagro similar al milagro Divino que tuvo lugar aquí alguna vez anteriormente, hace dos milenios y medio.
Aquí, en Shushan, que actualmente es la moderna Hamadan, los judíos de Persia fueron salvados por el Todopoderoso de una segura destrucción. Hoy es la tumba de Mordejai y Esther, los protagonistas del relato de Purim, la que enfrenta el riesgo de una posible destrucción.
Recientemente, 250 militantes iraníes -estudiantes universitarios- hicieron una demostración en frente del mausoleo que contiene la tumba de Mordejai y de Esther en Hamadan. Ellos rodearon la estructura con la cúpula y exigieron que fuera destruida a modo de retaliación por las supuestas excavaciones israelíes en la mezquita de Al-Aksa en Jerusalem. Poco tiempo después funcionarios del gobierno quitaron un cartel y lo cambiaron por otro que identifica al mausoleo de esos personajes bíblicos como un sitio de peregrinaje oficial.
La remoción del cartel original significó una degradación del sitio.
Irónicamente, el gobierno iraní había – tan sólo dos años antes- agregado la tumba de Mordejai y Esther a la lista de sus sitios de legado nacional y había asumido la responsabilidad por cuidar el lugar.
Una antigua comunidad en una antigua tierra
Pero Irán misma es una tierra de ironías. La tierra con la diáspora judía más antigua del mundo sigue siendo hoy el país con la segunda población más grande del Medio Oriente después de Israel. Sus 25.000 judíos siguen una tradición de lealtad al gobierno y de respeto por las autoridades que data de varios miles de años remontándose al rey Ciro de Persia, quien autorizó la reconstrucción del Segundo Templo.
En febrero del año 2009, Roger Cohen, un reportero del New York Times, hizo una descripción de una antigua sinagoga en Esfahan, situada en la Plaza Palestina, justo enfrente de una mezquita llamada Al-Aksa. Había un letrero colgado en la entrada de la sinagoga que decía: “Felicitaciones por el 30º. Aniversario de la Revolución Islámica, de parte de la comunidad de Esfahan”.
Hay otros profetas bíblicos que también están enterrados en Iran. El santuario de Daniel está en Shush. El santuario de Habakuk está en Toyserkan. Se cuenta que cierta vez que ladrones de tumbas intentaron robar el cuerpo de Habakuk quedaron pasmados al observar que el cuerpo del profeta no se había deteriorado no obstante haber pasado miles de años desde su muerte.
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