En general, las parashot Tazría y Metzorá hablan sobre el mismo tema, sobre aquella enfermedad llamada la tzaráat.
Generalmente se traduce (erróneamente) a esta enfermedad como "lepra" ya que a primera vista, hay varios puntos en común entre estas dos enfermedades cutáneas, sin embargo, de un estudio profundo de nuestra parashá - conjuntamente con las explicaciones de la Torá Oral, transmitida por Nuestros Sabios - surge claramente que ninguna relación existe entre ambas. Una simple prueba de esto, es que la Torá dice que la tzaráat también podía afectar a las ropas o las casas, lo que evidencia sobre el carácter sobrenatural de esta afección.
"Y el que tiene tzaráat - el que tiene la afección - sus ropas deberán estar rotas y su cabello deberá dejarse crecer, hasta el bigote se deberá cubrir, e 'impuro! Impuro!' proclamará" (13:45).
Comentando este versículo el Talmud nos dice:
"Fue estudiado: "e 'impuro! Impuro!' proclamará" - Nos enseña que debe informarle sobre su pena a los demás y los otros deben pedir por él misericordia" (Moed Katán 5a).
El "Jafetz Jaim" (Rabí Israel Meir Hacohén 1839 - 1933) entendió que la Torá quiere enseñarnos que el motivo por el cual el metzorá debe darles a conocer a los demás su situación de impureza, es principalmente para que los otros pidan por él misericordia, y es por eso que él se preguntó: ¿en qué se diferencia el metzorá de otros hombres que sufren penurias, que también por ellos debemos pedir misericordia?
Respondió el "Jafetz Jaim": por cuanto que la tzaráat viene como castigo por el pecado del lashón hará (incorrecto hablar) - como es sabido - y el rezo de quien habla continuamente lashón hará no es escuchado por D'os, la Torá nos enseña que las demás personas deben rezar por él, por cuanto que él mismo no lo puede hacer. (Para un mayor entendimiento del concepto lashón hará, véase nuestro texto llamado: "Una Gran Mitzvá: Nuestro Prójimo", en nuestro site).
Por otro lado, el Rav Iosef Sorotzkin en su libro "Mégued Iosef", nos dice que en realidad la intención de Nuestros Sabios - de bendita memoria, fue enseñarnos que la Torá quiso enfatizar que el metzorá mismo es quien debe informarle a los demás de su dolor. Uno de los motivos de esta orden de la Torá es que la raíz del lashón hará es el orgullo y la altanería - como explicaron Nuestros Sabios - y es por eso que el remedio para su enfermedad es rebajarse y humillarse informando a los demás de su afección.
Por otro lado, a pesar de que el pasaje del Talmud que citamos anteriormente nos enseña que debemos ser solidarios con el metzorá rezando por él más que por cualquier otra persona que está sufriendo, encontramos que en el midrash, Nuestros Sabios nos presentan otro aspecto del trato que debemos darle a ese hombre que separó y distanció a las personas entre sí a través de su lengua, incurriendo sistemáticamente en el pecado del lashón hará.
Sobre las palabras de la Torá "e 'impuro! Impuro!' proclamará", Rashí (Rabí Shelomó Itzjaki 1040 - 1105) - citando las palabras del midrash - comenta:
"Él debe informarle a los demás que es impuro para que todos se alejen de él" (Torat Cohanim 13:155).
La pregunta es: ¿estas dos fuentes se contradicen o se complementan? A simple vista parecería ser que es imposible ser solidario con alguien y a la vez mantenerse alejado de él, sin embargo, después de profundizar en el tema parece surgir una novedosa e importante enseñanza de las palabras de nuestros Sabios.
La Torá nos viene a enseñar que la verdadera solidaridad no es lo que generalmente se conoce con ese nombre. Estas dos fuentes Rabínicas no se contradicen: por un lado nosotros estamos obligados a alejarnos de hombres que se comportan de una manera perjudicial para ellos y también para la sociedad toda - ya que de no hacerlo nos contagiaríamos de sus "afecciones". Pero por otro lado, nuestra Sagrada Torá nos enseña acerca de la suma importancia que debe tener para nosotros cada alma que está sobre la tierra. La Torá nos dice que jamás debemos dejar de rezarle al Creador por esas personas, pidiendo que la misericordia Divina se despierte todo tiempo que haya esperanza para sus almas.
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