Escribir y publicar las experiencias vividas es un deseo de muchísimas personas mayores, que sólo muy pocos logran concretar.
Uno de ellos es don Jaime Mauricio Jacubovich, quien hace aproximadamente doce años tuvo la satisfacción de ver en “letras de molde” los pantallazos de su historia familiar en los que describe la llegada al país junto a sus padres, ciertos episodios de su niñez que lo marcaron para el resto de su vida, aspectos de las diversas tareas laborales y empresarias que desarrolló hasta ese momento, el vínculo con sus hermanos e hijos, al igual que su permanente interés por el bien común y la manera, que de acuerdo a sus limitadas posibilidades, le permitía ponerlas en práctica.
“1922-1999: De Polonia a Buenos Aires de la mano de mi padre” fue el título con que se editaron esas experiencias de vida al principio de la década del ’80 del siglo pasado., al que le siguieron otros tres libros del mismo.
Jaime Mauricio Jacubovich desde muy joven se involucró en el quehacer comunitario judeoargentino, cuando fue dirigente primero y directivo después del legendario Círculo Israelita de Villa Crespo, a la vez que un permanente interesado en el desarrollo del Estado de Israel. Luego del atentado que destruyó el edificio de la AMIA se acercó a la Kehila con una premisa: la obligación de colaborar para que vuelva a ser el centro de la vida comunitaria judía.
Desde ese momento se convirtió en uno de los emblemáticos askanim que en forma constante están haciendo cosas para ayudarla, a la vez que colabora con otras instituciones comunitarias y no comunitarias.
La AMIA, por intermedio de su fondo editorial “Editorial Milá” decidió reeditar “1922-1999: De Polonia a Buenos Aires de la mano de mi padre”, cuya primera edición se agotó, poniendo de esta manera a disposición de todos aquellos que deseen conocer como fueron las últimas siete décadas del siglo pasado en la visión de un hombre que se distinguió por mantener siempre un bajo perfil, algo que sigue manteniendo en la actualidad.
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